Confesiones, promesas y mentiras

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Se va con Neila a su lado y nos quedamos yo, Leon y los cadáveres.

Miro los cadáveres, cómo su sangre sale de sus cuerpos, generándome un estrés y un hambre incontrolables, siento como si la sangre me estuviera suplicando que la bebiese, que devorase hasta el último de los vasos sanguíneos por los qje circula, sin embargo, intento reprimirlo, evitando mirar los cadáveres.

— ¡No deberías haberlo hecho! - dice Leon, enfadado.

— ¡Te he salvado la vida! ¿Acaso eso es algo malo? - respondo, con el mismo tono de voz.

— ¡No me grites NeoSoul!

— ¡Lo mismo te digo Leon! ¡Quien ha empezado gritando has sido tú!

Él aparta la mirada y se lleva la mano izquierda a su brazo derecho.

Me doy la vuelta y camino de camino a la ciudad de nuevo.

— ¿A donde vas? - pregunta.

— A pensar - respondo, sin bajar el tono de antes.

Camino durante minutos, sólo, y lo agradezco, necesito tiempo sólo, no quiero que nadie venga ahora mismo.

Voy sin rumbo por las calles hasta acabr en el callejón en el que conocí a Simmons.

Me adentro en él y miro a mi alrededor. Todo está igual, la ventana del almacén abandonado, la puerta metálica oxidada del edificio colindante, los cubos de basura repletos hasta los topes por las sobras del restaurante italiano...

Me siento contra el muro que da fin al callejón y miro hacia la calle, viendo pasar los cientos de vehículos de los miles de residentes de la ciudad, activos hasta por la mañana.

— Tú dirás que eres el cerebro de la operación, ¿entendido? - escucho una voz muy familiar.

Por la entrada del callejón aparecen Simmons y Alexei, que me miran, sorprendidos.

Bajo la cabeza, asegurándome que no me reconocen, hasta que se acercan, agresivos, sobre todo Alexei.

— ¡Eh, tú! ¡Levanta la cabeza! - ordena.

Sonrío, mostrando mis blancos dientes bajo la capucha de la chaqueta, que me oculta la cara con una sombra que crea el Sol, sobre nuestras cabezas.

— ¿Es que no me oyes? ¿Quieres que te dispare? - pregunta.

Levanto la cabeza y lo miro, sonriendo.

Él da un paso atrás, asustado.

Me levanto y lo miro a los ojos.

— ¿Creías que me habíais matado? - pregunto.

Él da otro paso atrás y se tropieza con el pie de Simmons, que también se cae.

Me acerco a ellos y Alexei me dispara dos veces.

Acierta de las dos veces, pero según Leon y su familia, esto no me mata, necesita más para hacerlo, mucho más.

Sigue disparando hasta vaciar el cargador, pero yo no retrocedo por mucho que me duelan los tiros, no me matarán, así que no me asustarán lo suficiente.

Una vez se da cuenta de que el cargador está vacío, me mira con miedo.

— ¿Qué eres? - pregunta.

— Tu peor pesadilla, porque yo sé lo que hiciste y qué tipo de persona eres, por eso te mataré - respondo.

Lo agarro por el cuello y lo levanto en el aire, mientras forcejea y me insulta.

Sangre ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora