Me río y sonrío ante las cámaras, que me enfocan ahora mismo, al igual que a Hannah, que aún intenta ocultarse detrás de mí.
— Hannah, no te escondas, haz que los demás te vean, que tus familiares se sientan orgullosos de que estés incluida y de que serás muy útil - digo.
Ella pega su cabeza en mi espalda un momento y la separa justo después, levantándola y sonriendo.
Sonrío con ella y Sophia se coloca a mi lado, pasándome un brazo tras los hombros y bajándome un poco para colocarme la mano en la cabeza mientras se ríe.
— Veo que tenemos a todo un líder entre nosotros - dice, riéndose.
— Bueno, si tú lo crees, será verdad - digo.
— ¿Que si lo creo? ¡Todos lo creemos! - responde - Eso sólo fomenta mis ganas de mejorar para ser mejor líder que tú, ¿sabes?
Sonrío.
— Pues espero que lo consigas, pero no te lo pondré fácil - digo, transmitiendo todo lo que ocurre por el micrófono, al igual que ella.
— Bueno, bueno, bueno.... ¡Este año los lobos prometen muchísimo! ¡Puede que sus competiciones rivalicen con las universitarias y todo! - dice el presentador - ¿Y qué hay de la chica antes apartada de todo pero ahora en el punto de mira por la confianza de Axel? Hannah, ¿qué crees de todo esto?
Ella se pone tensa detrás de nosotros, pero sonríe, aunque temblando de manos hacia abajo.
— Pues... Pues creo que es una gran oportunidad para... Para demostrar lo equivocados que estaban todos - dice.
Sonrío, mirndola. Está muy nerviosa, normal, es la primera vez que tiene a tanta gente delante. Yo ya he tratado con público, hace ya ocho años de mi primera intervención en público, con la máscara de payaso, claro está. Fue en medio de uno de nuestros delitos antes de convertirnos en los reyes de la calle, una toma de rehenes en una hamburguesería. Dijimos que había una bomba y que la explotaríamos si alguien intentaba huir. Obviamente, no había bomba, pero sí había un detonador, inútil pero que daba altas probabilidades de que existiese dicha bomba. La policía llegó poco después y un negociador con ellos. La brillante idea del imbécil de Alexei fue que yo hablase con ellos. Estaba muy nervioso, obviamente, y por poco la fastidio, pero nuestra posición, inalcanzable para cualquier francotirador que no estuviese en el interior de la hamburguesería me daba confianza y a medida que pasaban las horas iba cogiendo confianza hasta llegar a un trato cifrado con el negociador, dije que nada de negociadores, que nada de tratos, que en nuestro grupo nunca entraría un topo, y así fue cómo el negociador y el inspector Halt, quien me crió a parte, lo que podía sin destrozar la tapadera.
Miro a todo el público y entre ellos veo a alguien a quien reconozco y que me sonríe al darse cuenta de que lo miro, a Adam, aquel chico que me ayudó durante dos meses, lo que me dió a entender que todo era falso.
Miro a Sophia y me llevo la mano al oído para apagar el micrófono, igual que ella.
— ¿Ves al chico de la butaca 312? - pregunto.
Ella me mira y se gira a las butacas, asintiendo.
— Creo que lo conozco, creo que es un lobo - digo.
Ella se ríe.
— No puede ser, lo sabría, y tampoco es lo otro - responde.
Entonces, ¿qué es? Debe de conocer lo que soy, que existo... ¿Qué demonios es?
— No le des demasiadas vueltas a nada ahora mismo, ¿de acuerdo?
Asiento.
Nadie nos ha escuchado, aún así, aunque lo hubiesen hecho, no sabrían de lo que hablamos, me he ocupado de eso, no me apetece destrozar la vida medianamente tranquila que llevan los lobos en la aldea y mucho menos desenmascarar a los vampiros, quién sabe lo que estarían dispuestos a hacer.
ESTÁS LEYENDO
Sangre Prohibida
VampirosMuerte. La muerte es algo relativo si lo ves de otro modo, desde tiempos inmemoriales la gente escribe sobre unos seres que la eluden a base de alimentarse de la sangre, hablan de que son unos seres monstruosos y muy peligrosos pero... ¿De verdad t...