Seducción - Espía indiscreta

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***

Como no disfrutar del sexo si es lo único en lo que pienso la mayor parte del día.

Desde que me mudé al apartamento, al fin pude dar rienda suelta a los deseos por querer disfrutar a mis anchas, sin tener que soportar las llamadas de atención de mi madre cuando se me subía la calentura.

Ahora, sin pudor alguno me encontraba en la bañera masturbándome bajo el chorro de agua callendo directo en mi clítoris.

Nunca imaginé que este pequeño botoncito fuera la cosa más maravillosa para hacerme tener deliciosos orgasmos sin ayuda de nada más que mis dedos y la increíble imaginación que poseía al fantasear con situaciones obscenas y peligrosas.

Aunque, esta vez tuve una excepción.

Hace un par de días luego de mi mudanza en el edificio, me hice de una amistad con Linda, la chica del piso de abajo.

Al compartir elevador y verme cargando una pila de maletas, se ofreció a ayudarme y llevarlas a mi nuevo hogar.

Estuvimos platicando hasta caer la noche cuando ella se tuvo que ir. Al parecer su novio había llegado al apartamento.

Después de eso, me quedé pensando en lo maravillosa que sería mi vida de ahora en adelante. Para empezar, debía celebrar esta nueva etapa de soltería, por lo que llamé a mi vieja amiga.

En lo que esperaba a que llegara, preparé la mesa. Dejé un par de cervezas enfriando y vacíe en un plato la botana.

Salí de la cocina percatándome que Linda había dejado su celular sobre el sofá.

Tenía pensado esperar y que se diera cuenta de su descuido pero tal vez no se acordaría que lo olvido aquí. Así que baje a su piso para entregárselo.

Toque un par de veces la puerta sin obtener respuesta, lo más probable era que ya se encontrara durmiendo.

Sólo por curiosidad gire la perilla y grande fue mi sorpresa al descubrir que estuviera abierta.

Con un poco de pena, entré al apartamento sólo para dejar encima de la mesa el celular, regresar arriba y esperar a mi visita.

Lo hubiera hecho así, de no haber sido por los sonidos en la habitación del fondo que captaron por completo mi atención.

Me quedé callada solo para confirmarlo y entonces lo volví a escuchar, no era cualquier ruido, se trataban de gemidos de una voz en particular.

Tragué saliva, mis ganas por saber fueron más, que en automático mis piernas se dirigieron hasta estar cerca del origen.

Pareciera que el destino había planeado todo, observé que la puerta de la habitación estaba ligeramente abierta. Por un instante mi mente debatió entre dejar de usmear pues era algo que no me concernia, ya bastante atrevida fui por haber entrado en una casa ajena.

Pero estaba el otro lado, el que necesitaba saber sin importar las consecuencias.

Volví a escuchar un gemido y no pude seguir ignorandolo.

Agradecí al cielo que la puerta de la habitación estuviera levemente abierta. Para mala suerte, no tenía vista hacia donde quería ver pero no todo estaba perdido, del closet colgaba un espejo y fue ahí donde pose la mirada.

Quedé maravillada al momento que me otorgaba.

Escuché de vuelta un gemido y entonces pude ver la imagen que quería.

Linda, era la responsable de semejante orquesta. Su boquita no dejaba de chillar ante la brusquedad con la que su novio la penetraba, sus embestidas eran fuertes. Desde donde los miraba podía darme a la idea que el tipo no era tan romántico que digamos, la tenía sometida boca abajo. Mantenía sus manos firmes a los costados de sus nalgas mientras gruñía en medio del placer al tener a la chica en esa posición, no hacía más que llenarlo de vigor y lanzar su pene tan profundo como quería.

Intenté alejarme de esa imagen para centrarme ahora en su pareja, Linda. Ella si que me robó el aliento. Su cuerpo desnudo hizo sacarme un suspiro de deseo, estaba boca abajo y con el culo levantado.

Se me hizo agua la boca tan sólo de imaginarme, cómo se sentiría tocar aquellas nalgas firmes y rosadas.

¡Dios! La chica estaba buena.

Entre lo que veía y lo que anhelaba no me dí cuenta que mi cuerpo comenzaba a reaccionar, verlos teniendo sexo hizo que me calentara.

Deje que la lujuria me envolviera y comencé a apretarme los pechos encendiendo más el fuego en mí, hasta sentir como se me ponían los pezones duros.

No siendo suficiente, escuchar a Linda gemir sin piedad, extasiada de lo profundo que su pareja la penetraba y además, verla en una posición casi sumisa, hizo que mi vientre se calentara y mi corazón saltará como loco.

Me baje la cremallera del pantalón e introduje mi mano para palpar lo húmedo que ya se había puesto ahí.

Abrí la boca cuando comencé a restregar mis jugos en movimientos lentos sobre todo mi coño. Eso, en compañía de los gemidos al otro lado de la habitación, hicieron querer llegar hasta el final sin importar que terminara corriéndome parada.

Mi cuerpo no dejaba de sacudirse al sentir mis dedos tocar cada espacio resbaladizo por la jugosidad blanquecina que desprendía y que no parecía cesar.

Apreté con fuerza las piernas intentando soportar los espasmos que comenzaban a invadirme. La cabeza comenzaba a darme vueltas, cerré los ojos en un intento por contenerme.

Excitada a más no poder, empecé a brindar atención a mi clítoris. Lo frote de un lado a otro, hasta sentir como comenzaba a incharse lo que hacía de mi experiencia más deliciosa.

Mis caderas se movían al ritmo de mis dedos maestros quienes no daban piedad a lo sensible que ya estaba mi coño.

No podía seguir aguantando la tortura, así que sin culpa alguna, bajé a la mitad mí pantalón y abrí un poco más la puerta.

Después de todo nadie me vería.

Estaba llegando a mi límite, eche una última vista al espejo sólo para degustarme ahora con la imagen de Linda, en ese Vaivén en el que su cuerpo se mecía, la intensidad de su mirada mientras el tipo la tomaba del cabello, como si de una yegua galopara.

No lo soporte más.

—¡Ah...!

Me dejé ir, gemí por lo alto al sentirme invadida por un caliente orgasmo.

Reaccioné al instante de mi descuido, abrí los ojos con temor, esperaba a que nadie me escuchara.

Y sin dar uso a la duda, escapé del apartamento para refugiarme en el mío.

Eso había estado cerca.

Relatos [L]GBTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora