Pequeña historia

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Les contaré una historia de amor de dos chicos.
Un poco cliché, un poco dramatica, pero el final era único. Porque por más cliché que fuera, el final siempre será diferente para diferentes personas.
Ellos eran los mejores amigos.
Uno era más tímido, el otro era más introvertido.
Se conocieron a una edad dónde el mundo de los grandes les era fascinante, pero no lo era realmente.
Uno estaba decidido a rendirse, el otro le dió su mano para sujetarlo del codo.
Los dos iban tomados de las manos, el otro le enseñaba al chico timido todo lo que la vida les ofrecía, la naturaleza, los amigos, la alegría, la felicidad y el más importante el amor.
El chico timido con sus ojos de Bambi, miraba con admiración aquel chico con su sonrisa cuadrada tan característica de el, lo seguía a todos lados y cuando no quería, el chico de la sonrisa cuadrada lo llevaba a la rastra.
No sé iba a rendir, el quería que viera todo lo hermoso de este mundo, pero lo que no sabía el chico tan carismático, que el hermoso mundo del chico timido era el.
Todas las veces que iban tomados las manos, todos los abrazos, en los momentos que estaban separados, el chico timido de ojos grandes, siempre tenía su mirada en él.
El era su lugar seguro, el era su alegría, su felicidad, su amor, el era su hermoso mundo que cuando lo miraba a los ojos, el se sentía en casa, se sentía a salvó, sentía como todo lo negativo desaparecía al sentir al menos su mirada conectarse con la suya.
Y cuando tenía sus momentos en dónde se distanciaba, por más dura que sea esa distancia, por más que sonrieran con otra persona, ellos se mandaban unas leves señales, porque más allá de las dificultades que tenían entre ellos, el amor seguiría.
Ellos se amaban, pero lo tapaban con un "Somos solo amigos".
El chico timido fue creciendo, sus ojos de Bambi cada día se apagaban un poco más, su corazón se volvía más cerrado y sus inseguridades crecían más.
Podía tener a todos, pero el se sentía como la nada.
El chico carismático fue creciendo, su sonrisa cuadrada no aparecía tan seguido, su rostro fue cambiando a un hombre serio, un hombre maduro, dónde ya no tenía miedo mostrar su desagrado a ciertas personas, pero a pesar de aquello, el chico de la sonrisa cuadrada, guardaba muchas cosas, mucho dolor.
Sentía como de a poco todo se volvía oscuro.
¿Y por qué? ¿Que les estaba pasando?.
Simple, cuando los dos estaban juntos, eran sus energías, pero cuando comenzaron a distanciarse, los dos se iban apagando, por más que ante al mundo podían estar sonriendo, ellos por dentro sufrían, porque se extrañaban, pero tenían miedo de estar otra vez juntos.
Tenían miedo de los demás.
Tenían miedo que todo se fuera a la basura si cometían un error.
Se alejaron porque tenían miedo del mundo.
Pero lo que no sabían ellos es que el mundo le tenía miedo cuando ellos estaban juntos.
El chico con la sonrisa cuadrada, cansado de estar sin energía, recordando los momentos felices junto a su querido pequeño de ojitos de Bambi, recordó que el era su mundo.
Lo fue a buscar, por su casa, habitación, fue a buscarlo en el parque de diversiones, en la playa, en el río.
Pero no se encontraba en ninguno de estos sitios.
¿Dónde estaba su chico Bambi?.
Y miro el cielo, noche estrellada, hermosa y más en los ojos de su chico.
Y ahí recordó dónde podía estar.
En la terraza del viejo edificio.
Corrió lo más rápido posible, corrio calles, corrió poniendo en peligro que algún auto lo pise, pero el corrió hacia aquel edificio viejo, corrió escalera por escalera, siguió corriendo hasta llegar a la terraza y verlo ahí.
Su pequeño chico timido, sentado en la cornisa.
Se acercó a él, se sento a su lado.
El chico timido lo miro y le susurró "sabía que vendrías" mientras tomaba su mano.
"Porque te amo y mi corazón sabía dónde te encontrabas" le susurró cerca de sus labios, y sin miedo unieron sus labios para dar el comienzo de un verdadero beso de amor.
Sus sentimientos se conectaron, sus corazones eran uno, ellos no guardarían otro segundo más su amor.
Y sin miedo alguno, juraron amarse por siempre, en todas las vidas que se encontrasen, se volverían amar, porque ellos estaban destinados a estar juntos.
Los dos se pararon en la cornisa, sus manos estaban agarradas, sus sonrisas eran enormes, caminaron hasta estar pegados, estar juntos y unirse otra vez con un beso.
Uno estaba con su camisa cuadrille abierta, junto con su remera y shorts negros.
El otro llevaba un traje, color gris con algún que otro punto negro.
Uno era un desastre y el otro tenía todo ordenado.
Los dos eran polos opuestos pero para ellos, los dos eran iguales.
Y sin separarse del beso, se tiraron de la cornisa.
Sin miedo al mundo, sin miedo a nada.
Ellos juraron amarse por siempre.

❄️ Winter Bear ❄️ TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora