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No tenía ganas de volver a la secundaria. El día de ayer había sido tan horrible que había perdido todas las ganas de hacer un esfuerzo.
La actitud de USA me había perturbado mucho y me había hecho sentir incómodo.
Probablemente estaba realmente molesto porque lo había rechazado. Lo cual era comprensible. A mi mismo no me hubiera gustado. Pero esa no era razón para estar así conmigo.

Todavía me sentía mal. Lo cual era ridículo ya que fui yo quien la re cagó.

Bueno, a la mierda todo ... Tengo que seguir adelante.

A pesar de mi poca voluntad para ir a clase, a la mañana me fue bastante bien. No fue hasta que llegamos al comedor que todo empeoró. Hoy había ratatouille, odiaba el ratatouille, solo la peli vale la pena, el plato tiene un sabor a tierra tremendo. Y no había otro postre más que una gelatina francesa que me negué a tocar.

Pero no fue lo peor.
Probablemente no iba a comer nada más que mi pobre bolsita de Don Satur que me pasó la mia mamma esta mañana, y mientras que pensaba si me tomaba un mate después o no, me acerqué a mi mesa habitual y descubrí que estaba llena. Normal me dirían. No estaba a nuestro nombre, por lo que cualquiera podía sentarse en ahí.

Excepto que no eran "cualquiera" los que se sentaron ahí.
Allí estaban Chile y Mexico, cara a cara. Junto a ellos, en mi lugar, estaban sentados Estados Unidos y su amiguito, Eslovakia.
Me congelé y traté de entender. ¡¿Este tipo se permitía venir y tomar mi lugar, así cómo si no existiera?!

Miré a mis amigos. Me vieron de inmediato. Vieron mi ira cuando Mex miró hacia abajo. No le gustaba verme enojado. Dice que da miedo. Chile me estaba mirando fijamente a los ojos, dándome una sonrisa hipócrita y encogiéndose de hombros. OK de acuerdo. Estaban enojados conmigo. ¿Por qué? No sabía. Pero no iba a lamentarme en mi rincón por eso. Con paso decidido, caminé hacia otra mesa de cuatro lugares libres. Estaba solo. Estuvo bien. No era como si planeara comer mucho... 

Desde donde estaba, me encontré la mirada divertida del yankee. Yo estaba confundido de nuevo y miré hacia abajo. Jugué despacio con el tenedor en mi plato cuando escuché dos voces acercándose a mí. Giré la cabeza y vi al chico de ayer y a su amiga que me había mirado con cara de orto. 

-¡Pero tenemos que ir! dijó el pelirojo. 

-¿Estás hablando en serio? ¿Realmente quieres hacer esto? 

-¡Pues sí! ¡No suele estar solo, es nuestra oportunidad! La chica pareció dudar, pero suspiró profundamente y asintió no sin antes agregar un "tu oportunidad" bajito. 

-Bueno, de acuerdo. No tardé en comprender que estaban hablando de mí. De hecho, unos segundos después, el chico puso su bandeja frente a mí y su amiga a su lado. 

-Hola ... les digo sin levantar la vista. Los escuché sentarse antes de mirarlos. El chico parecía un poco avergonzado, lo que entendí por cómo lo había tratado ayer, mientras que la chica parecía molesta. 

-Sí, hola, dijo ella con la misma voz qmolesta del día anterior. 

El chico le dio un leve empujón y resopló: 

-¡Sé amable, Bolivia! 

Bolivia puso los ojos en blanco. Tenía pequeñas pecas en la nariz y las mejillas, amarillos miel y cabello bicolor largo y ondulado. Sus uñas estaban pintadas de un rojo burdeos y las miraba como si fueran lo más importante del mundo en este momento. 

-Pff ... ¿Por qué iba a ser amable con él cuando ayer te ignoró sobernanamente? El chico se sonrojó levemente y se encogió de hombros. 

Pendejo [C.H] UsargDonde viven las historias. Descúbrelo ahora