LINN
-¡Maldito despertador no sabes cuánto te odio!- le grité a mi iPod mientras me tapaba nuevamente los oídos con mi almohada.
Lunes a las seis y media de la mañana, sí… sin duda mi día favorito. Joder. Odio los lunes, ¿Qué significaba eso? Nuevamente instituto con los cretinos que solían llamarse mis compañeros de clase. Pararse temprano, sentarte en un aula durante horas aprendiendo (Sí, se supone que debes aprender) Cosas que probablemente no usaré por el resto de mi vida, quizás algunas sí.
Tomé mi iPod, apague la alarma y volví a acostarme.
- Creo que me tomaré el día, total, ni que fueran a extrañarme- susurré para mí misma.
Pase mi mano por debajo de la almohada como tanto me gustaba y cerré los ojos intentando dormir de nuevo.
- ¡¿Y tú qué esperas para levantarte floja?!- gritó mi madrastra al momento que abría de golpe la puerta.
- ¡El mismo tiempo que espero a que te largues de esta casa! – Le grité.Sasha, segunda esposa de mi padre, Charlie Blydon, y por lo visto, la definitiva, al menos por este momento. Una mujer que se acercaba mucho a ser casi albina, delgada y de buen cuerpo, no me extraña por qué mi padre la quiso como esposa. Pero lo cierto es, que era una mujer increíblemente odiosa, desde mis catorce años había estado haciéndome la vida imposible. Había dado la orden de que estaría por mucho más tiempo en el internado poco tiempo después de haberse casado con mi padre. Pero gracias a mi increíble comportamiento (Y por increíble me refiero a pésimo) me habían expulsado de él, por lo que le fastidie su plan. Desde entonces vivo nuevamente aquí. Y lo cierto es que me arrepiento, ya que es completamente un infierno vivir aquí.
- ¡Tú no eres quien para faltarme al respeto niñita!- gritó Sasha.
- ¡Y tú tampoco eres mi madre para decirme que debo hacer!- Le respondí.Volví a acostarme en mi cama mientras me ponía la sábana encima. Entonces apareció mi padre, entrando a la habitación detrás de mi Madrastra.
- ¿Qué está pasando aquí? – dijo.
- Oh, sweetie, tú hija lo está haciendo de nuevo, me falta al respecto y no asistirá a la escuela, otra vez- Dijo Sasha con su estúpido tono “comprensivo” y sobreactuado que hacia siempre con mi padre haciéndose pasar, como siempre, en la víctima.
- Linn… Ya hablamos sobre esto…- dijo mi padre tomando del hombro a Sasha.
- ¿El qué? ¿De tu ceguera por no ver las cosas como son? ¿Él que le haces más casó a una mujer que es una arpía que a tu hija? ¿O de mi mal comportamiento y esas cosas?- le dije.
- Suficiente Linn, vístete que irás a la escuela, no pago tu educación para que te quedes dormida en tu cama – dijo en tono serio y frió.
- Pero Papá.Mi padre se dio la media vuelta y salió de la habitación ignorando lo que le dije. Sasha igual se giró pero al llegar a la puerta me lanzo una de sus sonrisas burlonas que yo identificaba como <<he vuelto a ganar>>. Así que me levanté, enfurecida, y fui a mi armario, me puse mis Jeans negros con morado favoritos, una playera blanca muy ajustada justo como me gustaban, y mis converse negros. Me miré al espejo y vi mi abundante cabellera roja esponjada. Suspiré.
- ¿Y ahora qué haré contigo? - dije tomando mi largo y grueso cabello. Tome el peine y comencé a cepillarlo lentamente.
- ¡Linn! ¿Estás lista? ¡Llegarás tarde al instituto! – Grito mi padre desde abajo.
- ¡Que ya voy! – Grité molesta. Azote el peine en el buró, tome mi mochila y bajé las escaleras.
- ¡Que tengas buen día en la escuela cariño! – dijo mi padre.
- De bueno nada- dije azotando la puerta de la entrada de mi casa.Seguí caminando, rabiando, pensando en lo mucho que odiaba a Sasha y a mi padre… No, no odiaba a mi padre, odiaba en lo que se había convertido, en lo que esa mujer lo había convertido. Hoy en día estaba más preocupado por cuales tacones comprarle, que por ver mis calificaciones. Sí tan solo mamá estuviera aquí…
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Demon
FantasyLinn, una chica de 19 años, vuelve a vivir con su padre tras haber pasado 7 años en un internado después de la muerte de su madre, muerte que la ha dejado a ella y a su cuerpo marcados de por vida. Roy, un chico demonio que se cruza por la vida de...