No voy a describir todo lo que hice ese día ni de como me desperté para darle un beso a mi mamá e irme al colegio o algo así (Eso es estúpido si me lo preguntan), yo voy directo al grano de esto (Como los que tengo que reventarme, maldita sea).

El salón estaba plagado literalmente de chicos feos que se creen guapos (Yo también soy feo y no me quejo mucho), algunos ya tenían barba o los típicos gallitos del cambio de voz a esta edad, solo lo diré una vez ¡Puta adolescencia! Dios, ¿Al momento que creaste a los humanos a tu imagen y semejanza nos querías decir que también fuiste un joven con espinillas, gallos y lonjas?

¡Al tema Braulio! No importa el entorno ni las chicas maquillándose unas a otras, no me daré la lata de describir un aula escolar. 

El profesor de turno pasó por la puerta, encorvado como lo ha estado toda la semana, no sé cómo debería describir su caminar, arrastra los pies aburrido de existir (¿Quién quiere ser profesor? Yo no quiero ser profesor, es un trabajo de mierda). Dejó el libro que contiene la lista y calificaciones que aún no existen sobre su escritorio.

—Cállense. Dice a todos buscando paz, observa con aburrimiento su alrededor y frunce el ceño—. ¡Cállense! —Grita esta vez.

El balón que se encontraba en el aire pasa a las manos de alguno de mis compañeros, las chicas que les gusta pintarse comienzan a guardar su maquillaje (¿Por qué algunas usan tanto?) La chica que lee detrás de mí bajó su libro y se levantó como todos los demás para saludar al opresor (Mal chiste, pero es cosa mía).

—Buenos días Profesor Carlos. Decimos al unísono como zombies, el maestro hace señas para que tomemos asiento.

Continuó, el profesor dejó salir un suspiro quejoso volviendo a su ceño aburrido de siempre, con su monótona voz prosiguió a dar su aviso (Me pregunto por qué los profesores la mayoría de las veces tienen algo que avisar).

—A la clase se integra un compañero nuevo, no quiero que se burlen de él ni lo molesten. —Entre cerro los ojos y ni siquiera tuvo que decirlo, su mirada habló por él "los estoy vigilando" —Como sea, Micah, pasa.

Tardó en entrar, el profesor tuvo que ir a abrir la puerta para avisarle que ya podía pasar al aula, escuché cómo se disculpaba en casi un susurro (El cual se escuchó gracias al eco de los pasillos). Pasó sin prestarle mucha atención a su entorno y se quedó estático en frente de todos, lo registré con la mirada, el uniforme no era nada especial y su rostro tampoco, pero usaba su cabello largo y rubio hasta los hombros en marzo (Hace demasiado calor ¿Cómo soportas eso sin tener que atarlo?) Algo que me llamó la atención de su apariencia era que usaba unos guantes de polar ¡Polar! Hace un calor del infierno, amigo, y no tenemos aire acondicionado o aire además del que entra por la ventana ¿Cómo planeas soportar al sol con el humor que tiene hoy?

—Hay un asiento atrás, siéntate en silencio. Dijo el profesor, aburrido y supondré que inconforme con la vida.

El chico de nombre "Micah" (Vaya nombre, por cierto), se sentó en el asiento que él profesor le señaló, no hizo ni un ruido en el camino, además de sus pisadas.

El profesor Carlos continuó con su clase de literatura, tuve la intención de relatar que demonios nos pasó, pero me quedé dormido al escucharlo (Mal alumno, ya lo sé, fúnenme). Desperté al rato debido a que alzó la voz para darnos nuestros compañeros de trabajo... ¿¡Trabajo!? Nooooooooooooo, detesto los trabajos en grupo.

Algo me decía que me tocaría con personas con las cuáles ni siquiera he hablado, contacto cero, estoy seguro que ni saben de mi existencia o nombre, esperé a que dijera el número de una vez y me llevé la gran sorpresa, fue exactamente eso.

Quiero nudillos nuevos para mi amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora