~ chapter seven ~

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Por suerte llegué del colegio y no había nadie en casa. Tengo un nudo en el medio de la garganta. Todo porque no encontraba el aro izquierdo que se me había caído en el recreo y esperé a que terminaran las clases para buscarlo. Los chicos se fueron corriendo para el gimnasio. Y yo me quedé ahí solo. Cuando lo encontré, y salía por el pasillo, me crucé con Gastón y los amigos. Siempre me cayó mal ese pibe, siempre. Pero el otro día habíamos estado con ellos en el boliche. En realidad, él estuvo charlando con Niall.

Porque le gusta, seguro que le gusta. Aunque Niall charló un poco y listo y después se fue a bailar con otro chico que había conocido el sábado anterior. Bueno, me lo crucé con los otros dos que están siempre con él. Lo saludé. Nada de beso. Solo "Hola". Y él, sonriendo, me dice: "Hola, vaca".

"Vaca." Pasé por delante de ellos mientras sentía que el corazón me latía a mil. Y bajé las escaleras. Y me gritó: "Harry, afloja con los postres". Y en mi desesperación por desaparecer rodé por toda la segunda parte de la escalera mientras los escuchaba reírse en el descanso, a carcajadas. Ni miré para atrás, quedé de rodillas en el piso. Con todo el cuerpo doliéndome. Habrán pasado segundos hasta que me empecé a levantar.

Y de golpe siento una mano apoyada en mi hombro.

—¿Estás bien? —me preguntó el amigo del imbécil. O sea, otro imbécil.

A mí ya se me estaban cayendo las lágrimas. No le contesté porque pensé que me estaba tomando el pelo. Lo miré. Me acuerdo de que era el castaño. Lo miré y me fui. Y cuando me fui, los otros dos se seguían riendo. Y me vine medio corriendo, medio caminando. Llorando. Por eso, mejor que no estén ni Gemma, ni mamá. Y justo Tina hoy no viene. Por suerte. Porque ahora tengo los ojos todos colorados. Y cuando lloro se me hincha la cara. Y todos se dan cuenta.

Y me siento como el culo. Además, volví a perder el aro. El izquierdo. Y tengo las rodillas raspadas. Y me van a salir moretones por todos lados. Y me duele todo, todo. A veces me encantaría ser flaco y hacerles callar la boca a todos. Que los estúpidos que se burlan quedaran helados, ahí, mirándome. Porque todo el mundo piensa que si adelgazara un poco sería muy lindo. Yo también lo sé. Digo, no sé si muy lindo. Pero lindo, sí. Me podría poner la ropa que se ponen todos. Qué sé yo, skinny jeans. Trajes. Un montón de cosas. Malla, por ejemplo.

Es un imbécil ese Gastón, ¿qué me tiene que venir a agredir, si yo nunca le hice nada? ¿No tiene mejor cosa que hacer? No es de mi curso. En realidad nunca en el colegio me pasó algo así. En la calle, más. Por eso me parece raro, si ni me conoce. Por ahí de bronca nomás, que Niall no le dio ni bolilla. Y ahora menos que menos. Porque seguramente es al único que le voy a contar lo que pasó.

Y si todavía estamos planeando la venganza contra los del boliche, ni me imagino las cosas que le pueden ocurrir a Gastón por esto. La verdad es que a veces me dan unas ganas impresionantes de romperle la cara a trompadas a más de uno.

so tired of love songs [💬1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora