Como el día en que te conocí

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Hay silencio.



Mucho silencio.

No es ese típico silencio que te asfixia, ese que se produce en el incomodo momento cuando tu maestro llama a tu nombre, te quedaste dormido. 

Su clase era aburrida en tu defensa.

No, este es un silencio diferente, este es pacifico,  este la envuelve en un manto de tranquilidad tan raro como el silencio mismo en su departamento compartido.

Tal vez es demasiado pacifico.

Sus hermanos planean algo, demasiado silencio nunca es una buena señal en este maltrecho departamento, las paredes son tan delgadas que sin esfuerzo puede oírlos deambular por todas las habitaciones, pero ni aun concentrándose escucha sonido alguno.

"Extraño" Medito, para entonces ya habrían saltado vestidos de horripilantes payasos y estarían grabando su susto de muerte.

Los gemelos son un amor.

Lentamente gira, observa su modesta mesita de noche, un par de libros mal apilados que seguramente leyó un par de veces ya, un vaso medio lleno de agua, su celular desconectado, eso es raro, recuerda haberlo dejado cargando antes de dormirse, después de todo ahí tiene su alarma...

Con prisa lo tomo, y si, su batería estaba muerta, en su pantalla una pequeña nota adhesiva deseándole buen despertar, unos deformes dibujos en lo que se parecía vagamente a sus dulces tormentos de familia se erguían orgullosamente al final del mensaje, "Malditos desocupados"  con un suspiro lo dejo caer cómodamente en su colchón, quien sabe que hora seria, tarde, si los rayos del sol que atravesaban sus cortinas eran una indicación, muy tarde "¡Mierda!".


El erizo azul que tanto le fascina a su hermano quedaría humillado por la velocidad en la que se alisto, ¿su cuarto quedo hecho un lio desorganizado? si, pero lo arreglara más tarde, el reloj en su sala de estar le informa que, de hecho es incluso más tarde de lo que originalmente pensó "Están tan muertos la próxima vez que los vea" una amenaza vacía pero que de una extraña manera la reconforta, una forma de sacar parte de su desprecio por ese par de desgraciados teñidos.

En su apuro desayunar quedo en segundo plano así como el atarse bien los cordones , tomaría algo de camino a la universidad, una pequeña ventaja que tenían al vivir en la pocilga en la que residen es que por lo menos esta cerca de su facultad y convenientemente unas cuantas cafeterías y restaurantes se encontraban por la zona,  los dueños se aprovecharon de su cercanía con el sitio de estudio y cobrarían sumas elevadas para algo que sinceramente no lo valdría, sin embargo el raciocinio de los estudiantes estaba debilitado la mayor parte del tiempo en sus afanes u insomnio como para siquiera quejarse, por lo que finalmente todos lo aceptaron.

Una gran cafetería la saludo cuando llego a la esquina del sector de comidas, al ser la más alejada tendía a ser la que mejores precios tenia, al mismo tiempo era su opción más cercana, tal vez su suerte no estaba del todo contra ella.


Resulto que si lo era.


No solo era que esa cafetería se encontraba cerrada, algo extraño para ser un lunes, pero en todo caso toda su mañana ha tenido su porción equitativa de rareza, no, lo verdaderamente desastroso fue que cada una en linea presentaba su propio problema, desde haberse quedado sin inventario temprano, hasta estar a tope con personas y pedidos como para siquiera intentarlo, ¡Incluso una cerro por infestación de ratas! , sus opciones se acababan, y con el limitado tiempo que tenia su paciencia igualmente.

Estuvo a punto de resignarse a sufrir con su estomago por tortuosas 5 horas hasta que la vio, escondida y tímida, una caseta ambulante se asomo vacilante entre todas las enormes tiendas. Debía ser reciente asumió, pues jamás en sus dos años de vivir aquí se percato de su existencia, se veía limpia, con intrincados diseños de búhos por su frente y costados, no demasiado exagerados pero dejaban claro su mensaje, quien sea que fuera el dueño, tiene algo con los búhos, incluso la señora canosa que  atendía a un chico tenia una gorra temática del animal "Meh, no es como si fuera más confuso que el resto de la mañana", con rapidez se acerco, leyó brevemente el menú, decidiéndose por algo que no tuviera  un nombre tan absurdo, un café desplumado (descafeinado)  y un par de rosquillas nivales (Rosquillas glaseadas), de nuevo, eran los más casuales que encontró, pago y se dispuso a correr, la conferencia comenzara en unos diez minutos si calculo bien, y lo hizo.


Luego se apuro a cruzar, viendo que de hecho el semáforo estaba del lado de los vehículos,  su pie reboto con impaciencia, intercambiando miradas desde su reloj de muñeca hasta el frente, por simple ociosidad observo hacia los lados...


Lo que sucedió podría ser o no considerado una exageración, para algunos seria el destino entrando en acción, para otros fue una simple casualidad. Una cosa era clara, el sentimiento no fue de este mundo, tampoco lo era la belleza de la chica a unos metros de  ella.

Tal vez para la mayoría su corta cabellera era un desastre desordenado, Ella creyó que se veía genial.

Tal vez sus ojos de color café parecerían ordinarios, Para ella la forma en que se reflejaban con el sol les daba un aire majestuoso.

Tal vez incluso habría quien se quejara de su color de piel, Ella golpearía a quien se atreviese a reprochar ese hermoso tono caramelo que la tiene completamente cautivada.

Incluso todo lo anterior se ve palidecer al compararse con su sonrisa, tan brillante, tan sincera, tan llena de asombro y amabilidad.

Tan gigante para ser un lunes por la mañana...¿Qué demonios le pasa a esa chica? 


Su ropa podría ser lo más genérico que te puedas imaginar, una camisa blanca debajo de un suéter morado, jeans con algunos rasguños y unas sencillas zapatillas que en algún momento debieron ser blancas,  ahora son solo un vestigio de lo que fueron, pero aun presentables, por lo demás no hay nada destacable.

Claro, si evitas mencionar la pila de papeles, libretas y carpetas que prácticamente la sepultan en un lio con patas, es impresionante que pueda dar dos pasos sosteniendo esa monstruosidad.



Su cuerpo se mueve en su dirección, realmente no lo piensa, ¿Realmente piensa alguna vez?, tan solo sabe que necesita ayudar antes de que esa montaña la entierre por completo y esa bonita sonrisa desaparezca entre letras y textos, si de paso logra saber algo de la chica eso es solo un añadido.

Lamentablemente y siguiendo con su mañana desastrosa fue ese el momento justo cuando el semáforo cambio indicando que era el turno de los peatones de cruzar, la joven de los papeles comenzó a moverse y con ella su oportunidad de conocerla, desesperada por aunque fuera la más mínima interacción corrió intentando alcanzarla, no conto con el hecho de que su cordón suelto haría acto de presencia, precipitadamente tuvo una  intensa sesión de besos con la acera polvorienta, debió haberse atado ese cordón. 

Resignada en su miseria paso otro momento observando la suciedad del suelo, viendo por el rabillo del ojo su café derramarse y formar  un pequeño charco, ahí va medio de su desayuno.

Para cuando se levanto completamente la linda chica de los papeles solo era una mancha que entraba por las puertas de la universidad, ajena al lio que inconscientemente formo en la aspirante a medica,  que con mirada avergonzada y un poco torpe  tomo el desastre que había hecho de si misma y se obligo a seguir adelante






De todos modos recordó que llegaba tarde.

Una Chica PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora