La habitación era mi único refugio, no sabía de qué forma podía proceder, era tentador acercarme a la situación paranormal pero a la vez era angustioso estar con esa sensación de incertidumbre de que algo pudiera hacerme daño. Aunque ya lo había pensado antes requería de ayuda para resguardar mi seguridad. Me escandalizaba el hecho de que pudiera tomarme por sorpresa y me ocasionara una muerte trágica, dolorosa y con una larga agonía.
Sentía que se trataba de una situación de vivir o morir en el intento, por algo que de momento no poseía una descripción física. Aunque parecía que yo formaba parte del miedo, al fin de cuentas el terminaba por vencerme y descontrolar mis nervios de pies a cabeza. Cuando esto sucedía, mi cuerpo se estremecía, tal como un celular en modo vibrador...
¡Esto era una barbaridad!
Recordé que mi laptop estaba en la recamara, que cabía la posibilidad de prenderla y enviar un mensaje a uno de mis contactos de las redes sociales y que de inmediato buscaría la forma de ayudarme o al menos causar una movilización.
Tiré velozmente el bate que sostenía y guié mis pasos hacia el escritorio que estaba a un costado de la ventana, mis manos hacían más ruido que una matraca en tribuna de un partido de la serie final de las ligas mayores de beisbol. Era estresante no poder controlar mis nervios pero aún me frustraba más el tener que buscar la laptop en una habitación un tanto desordenada. Recordé que el maletín estaba recargado a mano derecha y sobresalía el haza de color azul marino, la tomé con un poco de torpeza y de forma brusca la jalé hasta que salió de la maleta, afortunadamente era resistente, porque de haber sido "patito" me hubiese quedado seguramente con algunos retazos de tela en mano.
Intenté prenderla con impaciencia pero fue inútil porque la pila estaba descargada, regresé a el maletín en busca del cargador, tomé el conector de entrada a la corriente, pero al momento de enchufarlo a la electricidad, la computadora seguía inerte. La intranquilidad que sentía en ese momento trastornaba mis ideas. Este pasaje de mi vida era cruel y lo era porque a pesar de que mi alma era torturada sin compasión, la descarga emocional que recibía seguro tenía intensidad de veinte mil volts, ("la carga que necesitaba para encender mi cerebro electrónico").
Si se trataba de aprender una lección de vida por mi mal comportamiento, seguro el karma habría cobrado desde el día de mi nacimiento. Todo parecía una carrera maratónica donde se jugaban "el todo por el todo" dos profundos sentimientos, mientras el amor corría desesperado y a prisa... el dolor tomaba con calma su tiempo. Aún y con esto tenía la esperanza de que la tristeza y la melancolía llegaran a ser tan solo el comienzo de una gran felicidad, o al menos me servía como motivación pensarlo.
Luego de estar sufriendo las consecuencias de lo sobrehumano, el pánico decidió ausentarse por un momento. Y si bien estar sentado a los pies de mi cama semejaba un estado en completa calma, encontrarme en un entorno donde la irrealidad se disfrazaba de misterio me sonaba un tanto hostil y perverso, en pocas palabras... aterrador. Mis ideas cada vez eran más discrepantes y el habitar mi alma, mi cuerpo y mí ser, pesaban más que 10 toneladas de plomo. Psicológicamente me sentía dañado, sentía como si habitara en dos almas, la primera se encontraba despierta en la oscuridad; sola y abandonada hasta por su propia sombra. La segunda dormía mientras estaba bajo el claustro de lo desconocido.
Solo cinco minutos bastaron para que el ruido taladrara mis oídos, los chasquidos de los muebles y el crujir de la madera, el caer de la lluvia y la oscuridad parecían conjugar un entorno infernal. Los movimientos de mi cabeza comenzaron a hacerse involuntariamente, una vibración extrema recorrió mi cuerpo y mi cama comenzó a dar de saltos.
Fue el peor momento de mi vida...
Sin contener más el aliento, clamé un grito al viento. La computadora cayó al suelo y me alejé lo más rápido que pude. Aunque el momento me desprotegía un poco canalicé mi atención y me armé de valor, no sé de dónde saqué fuerza para conducirme a la puerta y girar la perilla. Ante lo que sucedía frente a mis ojos no me quedó más opción que abrir la puerta, sin pensarlo busqué el bate y me salí de la habitación. En ese momento sentí que el inmenso mundo giraba en mí mismo y que no requería de nadie para enfrentarlo.
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Ultramundo
ParanormalTad, es un joven que enfrenta una situación paranormal, inmerso en una extraña realidad. La confusión que se genera del conflicto emocional que sufre, lo hace discrepar entre la vida y la muerte.