Capítulo 6: Dentro.

54 9 12
                                    

Dormimos juntos todo el día, no sentí hambre, no sentí necesidad de levantarme de la cama, tampoco sentía energías para hacerlo, ni eso ni nada, ella se levantó un par de veces pero siempre volvía conmigo, me preguntaba cómo me sentía, no podía engañarle, nada estaba bien dentro de mí. Ella no podía mejorarlo, no era su responsabilidad, yo era incapaz de lograrlo por mi cuenta. Esto crecía dentro de mí y me sofocaba desde dentro, mi cuerpo ya estaba cansado de pelear, quería recostarme y dormir ahí. Quería no tener que hablar jamás, no mirarme al espejo, no tener que pensar o decidir nada de nuevo. Quería ser algo inconsciente, quería que todo se moviera sin mí ¿Era esto por lo que había adorado a las muñecas toda mi vida?

Mis muñecas, que tanto las extraño. La pasión se me arrebato de las manos, el amor que tenía por todo aquello se apagaba cada día más, quizás se llevaron todas mi pequeña flama, y eso estaba bien para mí. Antes de que la mía se apagará me alegra saber que logre encender unas cuantas más. Por lo menos este hombre extraño funcionó de algo, por lo menos mi existencia hizo algo. Pero nada de eso importaba justo ahora, porque incluso respirar me costaba, sentía que mi garganta raspaba por cada respiro, cada que hablaba me atrapaba un nudo, Amanda estuvo para mí, intentando hacerme recuperar, intentando ayudarme a respirar. Me acariciaba el cabello, me tomaba las manos y me abrazaba, pero para mí ya no había nada.

— ¿Puedo besarte otra vez? —, le pregunté, ella no dijo nada, me besó por su cuenta sin reprocharme. Yo realmente no tengo punto de referencia, nunca había besado a otra persona en los labios, supongo que debe ser diferente pero si tenía que besarla tan solo a ella y su superficie de porcelana estaba bien. Esa porcelana era cálida, húmeda tanto por su saliva como la mía. Dios, mi aliento quizás era decepcionante por los incontables cigarrillos del día pero Amanda aún me aceptaba con ternura. Amanda ¿De dónde sacaste ese nombre, para comenzar? — Abrázame —, susurré, ella lo hizo mientras me daba otro beso. Me tomó las manos y le hizo llevarlas a su cintura, yo estaba encima de su cuerpo con la poca energía del mío, me quité las gafas.
— Puedes ver más si quieres —, me dijo, supe casi de inmediato a que se refería, era su forma indirecta de decir "Desvísteme". Mi visión estaba borrosa tanto por las lágrimas como mi mala vista, fui desabotonando su camisa, por alguna razón verle en ropa interior me daba ternura. Cuando estaba casi desnuda su cabello le cubría bien, le protegía de alguna manera, yo no le quitaba ni un cabello de encima, sabía que eso le daba seguridad, — Abrázame —, me era imposible negarme a abrazarla cuando me lo pedía, cualquier cosa que me pidiera la daría.

Amanda se me acercaba un poco más, me besaba de otra forma, me suspiraba, tarde un poco en reaccionar de la misma forma que ella, por alguna razón yo no comprendía que tan normal podía ser su cuerpo ¿También sentía ese tipo de cosas? O más bien ¿Estaba desarrollada de esa forma?

— ¿Qué estamos haciendo? —, le pregunté con genuina curiosidad, su cara estaba abochornada, su cuerpo estaba caliente, en cuanto le hice la pregunta me soltó con vergüenza.
— Lo siento.
— No, no es eso. Es tan solo que... ¿Cómo? —, ella apretó los labios. No sabía si le daba más vergüenza explicarme el cómo o el explicarme que lo deseaba.
— Solo sé que puedo.
— ¿De verdad? —, me mostré sorprendido, ella se rio de mi expresión.
— Yo sé que no tiene sentido, he intentado comprenderlo yo también.
— ¿Lo has hecho antes?
— Algo así —, echó los brazos encima suyo, esa posición, esa cercanía, nada de eso lo había tenido antes, ni con una muñeca ni con una persona. Amanda si, lo cual me daba algo de vergüenza ¿Qué podía ofrecerle yo, de todas formas? Mientras pensaba en eso Amanda se libró de sus sostén, esta vez el avergonzado fui yo, ese fue el comienzo de aquello, fue la señal más clara quizás.

No quiero enfocarme en lo extraño, quiero hablar de lo que más recuerdo; su cuerpo. Y es que en su torso se notaba lo más extraordinario de ella, dentro de ahí habían órganos que de alguna forma se habían desarrollado, dentro de ahí su pecho se agitaba con ella, su corazón se presentaba y se ponía inquieto, sus costillas se marcaban cuando su espalda se arqueaba, incluso sus pezones reaccionaban ¿Cómo lograste todo esto? ¿Cómo logras que su cuerpo a veces se sintiera como piel? ¿Fueron años de trabajo? ¿Has estado cerca de ella, acaso? Quería evitarme un detalle también, pero tengo que mencionarlo, y no era exactamente el morbo. Cuando estuve dentro de ella realmente sentí algo, es decir, ambos tuvimos sensaciones distintas, por supuesto que me sentí tan bien como ella pero a la vez me sorprendió el cómo es que podía sentir algo así, algo tan humano en esta persona. Sentí pena por un momento ¿Qué te hicieron, Amanda? ¿Cómo te hicieron esto?

Love Letter to (your) Dolls.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora