2: "Amigo"

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El reloj marcaba siete de la mañana y Alejandro estaba sentado sobre su cama, con la mirada perdida en algún punto de su habitación. Últimamente siempre lo hacía. Su mente estaba en el mundo de las ilusiones y falsos sueños en dónde imaginaba encontrar a un hombre que fuese su novio y después su esposo, uno que no viera los "defectos" que Alejandro tenía; aunque era un poco joven tenía ciertas actitudes.

Ladeó la cabeza y se rió de su idea y, con una voz apagada, dijo:

—¿Quién va a amarme si soy feo y además flaco? Quisiera tener tan siquiera un poco de trasero o algo de músculos. —Se levantó después de decir sus palabras más dolorosas a sí mismo. Fue al baño y evitó el espejo, se dió un baño y se cambió la ropa para ir a su tedioso trabajo. El martirio diario de él por el contacto visual de las personas.

No preparó su desayuno, comería algunas donas o lo que encontrase en la calle, salchichas o hamburguesas tal vez, cualquier cosa grasosa para engordar.

Salió de su casa y fue rumbo a su trabajo. No se quejaba mucho de su trabajo, le pagaban bien; aunque odiaba tener que soportar las miradas y la sonrisa falsa todos los días, pero de resto todo bien.

Alejandro usaba una gorra para que no viesen mucho, le gustaba pasar desapercibido. Mientras estaba caminando, tropezó con alguien y casi cae, su manto de de invisibilidad y sigilo había caído unos segundos.

—Joder, lo siento mucho —Se disculpó la persona con la que había chocado, intentó no mirarlo pero no pudo.

—¿Ah? —Él miró hacía abajo y vió unas bolsas y cajas—. Eh... Descuide, estoy bien. —Dijo fingiendo una sonrisa, cómo siempre. Miró fugazmente al chico, esté se quedó observándolo un rato largo y fue muy incómodo para Alejandro—. Adiós. —Se despidió para seguir rápidamente su camino y evitar aquella mirada.

Alejandro no entendió el porqué el chico lo miró un rato, pensó que tal vez se iba a burlar de su cara o quería decirle que era feo; aunque prácticamente, sea cual sea el motivo, sería lo mismo. Nunca será diferente.

Llegó a su trabajo y fue a su puesto, él trabajaba como cajero en un gran centro comercial, tenía que soportar por diez horas a los clientes, sonreír y tener que decir: «Buenos días, a la orden», «¿Efectivo o tarjeta», «Gracias por su compra, vuelva pronto», parecía ser un robot de asistencia por su voz.

Mientras Alejandro se moría internamente, empezaron a llegar personas y así empezó su trabajo. Nada interesante.

En su cabeza, pensaba que si tuviera un novio o un aspecto más atractivo no tendría que seguir triste, se sentiría feliz, hasta quizás sabría lo que es tener sexo. Odiaba vivir lo mismo todos los días, le molestaba y le causaba envidia ver a personas que eran atractivas, Alejandro se odiaba por no haber nacido con aquello. Si tan solo hubiese tenido tan siquiera un cuerpo con músculos no se sentiría feo, ni un débil, pero ni cuerpo mi cara tenía y por más que lo intentaba, parecía que su carne no quería aumentar su tamaño y que su piel no tenía intenciones de despegarse de sus huesos.

—Hey chico —Una voz hizo salir a Alejandro saliera de su trance—. Llevo rato hablando y no respondes.

—Ah sí, lo siento, ¿Efectivo o tarjeta? —Preguntó mientras pasaba los productos por su costado, escaneando y viendo el precio.

Cada minuto del día, y cada día, era el mismo para Alejandro desde que dejó la universidad, quería volver a estudiar pero aún tenía miedo de ser hullimado o lastimado otra vez. No quería saber de adolescente por un tiempo, ya tuvo demasiado con los de secundaria.

Llegó el medio día y consigo su hora de descanso. A los empleados se les tenía permitido comer en un local cercano para que no tuviesen que traer su comida. No tenían que pagar nada y podían pedir absolutamente todo.

Mrs. Potato Head [Staxxby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora