3: Una pequeña conversación.

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Un nuevo, y mismo día, empezaba para Alejandro. Con el mismo ánimo de siempre se fue al baño a bañarse. Mientras se pasaba la esponja por la espalda, se puso a pensar en lo de ayer, en verdad hubiese querido hablar con Franco, pero solo sería una gran pérdida de tiempo escuchar los logros de él a comparación de la vida mediocre y fracasada de Alejandro.

Abrió la llave y cayó el agua, limpiando toda espuma de su cuerpo, su cabello lo tenía en una cola cómo siempre y rara vez lo soltaba. Tenía pensado cortarselo, quizás así se vería bonito.

De pronto, el sonido de la puerta lo hizo cerrar la llave del agua. Se le hizo muy extraño, nadie había tocado a su puerta jamás, ni siquiera sus vecinos. Tomó una toalla y se la ató a la cintura, salió del baño y entre abrió la puerta de enfrente.

—¿Quién es? —Miró a la persona que estaba de espalda usando una capucha.

—Hola Alejandro, soy yo, Franco —Le sonrió después de darse la vuelta—. Linda casa por cier-

Alejandro le cerró la puerta en la cara y se fue a su habitación para vestirse tan siquiera, no quería dejar al descubierto su horrible cuerpo y algunas de sus cicatrices. Cuando terminó, volvió a la puerta y rezó para que Franco se hubiese ido, pero no fue así, aún lo estaba esperando.

—Lo siento Franco, no era mi intención cerrarte la puerta en la cara. —Se disculpó con su tono decaído y cansado.

—Oh descuida, he tenido días peores. —Le sonrió nuevamente.

Se quedaron en silencio por algunos minutos, hasta que Franco habló.

—Este... ¿Me dejarás pasar? —Preguntó algo incómodo, Alejandro lo notó y asintió sin ganas. Se hizo a un lado y dejó pasar a Franco—. Hmmm... Linda choza. —Alagó.

—Ah sí, linda... —Susurró mientras cerraba la puerta, odiaba esa palabra.

—¿Y qué cuentas Alejandro? Dime, ¿Qué has hecho? —Dijo mientras tomaba asiento en el sofá—. No me digas... ¡Conseguiste novia! —Exclamó, haciendo que Alejandro se riera.

Eso era tonto, él era gay.

—No, nada de eso. —Negó—. Oye, tengo que ir a mi trabajo.

—Pero apenas voy llegando. —Franco lo miró confundido.

Alejandro negó, nunca antes tuvo una visita. De pronto, empezaron a escucharse truenos, seguidos de lluvia.

—Joder... —Se quejó Alejandro al ver las gotas de agua.

—¿Acaso no viste a las personas con paraguas? —Preguntó Franco—. Habían nubes negras y mira, empezó a llover.

—Bueno... Ya que estamos aquí, habla. —Ordenó serio.

—Alejandro, ¿Qué tienes? Te veo... eh... ¿Decaído? —El nombrado se quedó callado y solo alzó los hombros.

—No es nada, solo desperté mal. —Mintió. Se dirigió a un sofá pequeño y tomó asiento—. Habla.

—Vale... Te cuento. —Se acomodó y empezó a contar su vida—. Después de graduarnos me puse a estudiar enfermería, mis padres se separaron y salieron muchas verdades a la luz y yo haciendo el impactado y dolido. —Alejandro asentía sin animos con cada palabra que decía Franco—. Mí mamá tenía un amante con él cuál tenía sus encuentros llenos de pasión, y mi padre tenía otra mujer escondida... —Se quedó callado de repente.

—¿Pero? —Preguntó algo cansado de tenerlo allí.

—¿Pero qué?

—Hiciste una pausa como si quisieras decir algo más.

Mrs. Potato Head [Staxxby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora