*Narra Evan:
Me siento el mas desgraciado de los hombres, que acaso nunca voy a encontrar a una mujer que me quiera y que me sea fiel, por dios estoy que me muero siento que me falta el aire, esta maldita sensacion de que algo no esta bien, yo habria jurado que Adriana sentia algo por mi, pero al parecer era mas fuerte lo que sentia por ese imbecil, volvi a darle un trago a la botella de whisky, una reserva especial de mi padre, poco me importaba lo unico que queria era ahogar mis penas en alcohol, estaba en la habitacion donde estuve con ella, me aferraba a las sabanas pero su olor ya no estaba, era una piltrafa humana ni siquera con Cristina me puse asi, no queria saber nada les prohibi a los empleados que dijeran que estaba aqui, por mi todo el mundo se podia ir al infierno, llevaba dias encerrado en esta habitacion, imaginando como estaria ella en brazos de ese maldito animal, preguntandome una y mil veces por que, acaso tenia que ser un desgraciado sin corazon para que una mujer se enamorara de mi, pero yo no quería a culaquier mujer, la queria a ella, pero no si ella no me habia querido yo la iba a olvidar, me convertiria en un autentico miserable me tiraria a cuanta mujer se pusiera enfrente, trate de levantarme pero no podia.
-Joder-masculle bajito, cuando por fin me pude levantar fui directo a la cama y me deje caer, cai en un profundo sueño o tal ves era un coma etilico por tanto maldito alcohol no lo supe.
-Eres un autentico desgraciado-escuche que me decian-y senti como el maldito sol atravesaba mis parpados cerrados, quien diablos abrio las cortinas.
-Dije que no me molestaran-gruñi, tapandome hasta la cabeza.
-Evan levanta tu culo de esa cama-escuche claramente la voz de Esther, mi hermana y se escuchaba cabreada.
-¿Esther? ¿Que demonios haces aqui?-le pregunte, sentandome en la cama y sosteniendo mi cabeza que estaba apunto de estallar.
-Que, que demonios hago aqui-me dijo con un tono de voz que pronosticaba problemas-sabes como estabamos, tenemos casi 2 semanas sin saber de ti, no conntestas el celular nadien sabia nada de ti, pensabamos que te habia pasado algo-dijo y me di cuenta lo injusto que fui, por lo menos debi de hablarle a mi madre y decirle que estaria ausente algunos dias, para que no se preocupara.
-Lo siento-dije como un niño al que regañaron, mi hermana se puso las manos en la cintura y golpeaba su pie con el suelo, levante la vista y la vi tenia ojeras y sus hermosos ojos se miraban cansandos.
-Evan que te paso, por que estas asi-me pregunto, ya aliviada por saber que estaba bien.
-Dejame bañarme Esther-le dije, ella me miro y antes de salir me dijo,
-Sabes que puedes hablar conmigo verdad-asenti y ella salio, me levante y vi unas pastillas y una botella de agua, me las bebi sin pensarlo y entre al baño, al desvestirme me di cuenta de que realmente apestaba y me urgia el baño, al sentir el agua caliente recorrer mi cuerpo fue una sensacion reconfortante y esuyve un buen rato ahi, hasta que un golpe en la puerta llamo mi atencion.
-Evan estas bien-era la voz de mi madre, senti un nudo en la garganta al pensar la angustia que le ocacione.
-Si mama ahora salgo-le dije, me empeze a secar y me rasure rapido y me puse la ropa que meti conmigo y vi mi reflejo en el espejo, sabia que mi madre se preocuparia en cuanto me viera, sali y mi madre no estaba por lo que baje y en la sala estaban todos, mis padres, mis hermanos y Brandon pero no estaba ella, claro de seguro en este momento se encontraria en brazos del estupido ese, al verme mis hermanos me abrazaron, y mi padre me miraba de arriba abajo y mi madre trataba de contener las lagrimas.
-Mi amor estas bien-dijo mi madre y me abrazo, y yo me senti realmente mal, mi madre se miraba afligida, pobre lo que debio de pensar al no saber nada de mi,
ESTÁS LEYENDO
Heridas de Amor
RomanceAdriana es una chica gordita a la que su prometido engaño despues de seis años ella regresa por la boda de su hermana, Adriana cambio muchisimo en este tiempo ella adelgazo y ahora es una mujer hermosa, pero no tiene novio por lo que contrata a un a...