Capítulo 9.3

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¿Alguna vez YeonJun les contó lo enorme que era su universidad? ¿Nunca? Hoy lo sabrán.

Era tan enorme que el primer día que llegó juro por su vida que casi sintió morirse, no ubicaba ni siquiera el baño o sus salones correspondientes ganándose desde su primer paso a la entrada de rejas doradas enormes las burlas maliciosas de los "niños bonitos"

Contando con los dedos imaginarios porque no le alcanzaron de las manos ni los pies la innecesaria cantidad de salones que había, los baños eran jodidamente lujosos como un hotel y eso que no ha ido a uno. Ni hablar de los salones, gigantes. Los pasillos eran como ¿Han visto los pasillos de un castillo en imágenes? Bueno ya sabrán cómo son pero sino se resumía a una palabra, largos.

Tantos salones, clubes que tenían de todo. Una piscina enorme, árboles grandes con flores adornando el pasto verde como si tuviera una pradera dentro del instituto. Y también un río, sí oyeron bien, un río. Era una vista hermosa, mientras te dirigias a tu siguiente clase podías observar el agua cristalina correr afuera, el sonido del agua y en fin, era relajante.

Pero no como su tierra natal, el campo.

Lejos de eso volviendo a lo de antes, no era de esperarse que no le tomaran como una persona -normal- en su lugar lo tachaban como un parásito o algo parecido.

Fue cuando entendió que estaba solo en esto. Así que aunque negara que el rechazo no le afectaba lo hacía, siempre lo hace pero su lema ha sido que "si en el camino hay baches, brincalos" y eso era todo. No iba a ir por la vida llorando por el menosprecio de los riquillos de ahí, jamás.

Ni de ellos, ni de nadie.

La sorpresa se mostró en su rostro, sintió que realmente no pertenecía allí y la verdad era que es cierto. ¿Cómo decir que con su cerebro pudo llegar a una universidad privilegiada sólo para millonarios? Y eso no era todo, la universidad también era privada. Nadie, a excepción de los que podían pagar una buena suma de dinero entraban. Si no eras hijo de una celebridad, de un poderoso CEO o de una familia con gran fortuna, olvídate. Estás fuera.

Se sentía bendecido. Muy bendecido.

Por eso se volvió el blanco fácil, la presa fácil como decían: El pobre corderito dentro de una manada repleta de lobos. Enormes, grandes y feroces lobos que sólo esperaban que bajara la guardia para atacarlo.

Pero no era así.

Si bien era un cordero pequeño y hasta posiblemente frágil, pfff, eso era sólo su imagen corporal porque la vida le dió un padre que es muy sabio pero sobretodo precavido. Entrenando a su único hijo con movimientos de defensa personal para patear el trasero de cualquier pervertido en su camino; una madre espléndida que le enseño una educación certera, humilde y sobretodo honesta. "Si no es tuyo no lo tomes, si te lo ofrecen agradece y si no te lo dan no lo pidas, respeta" combinados le dejaban muy en claro que, por más pequeña e insignificante que fuera el progreso era bueno porque él lo luchó. Y no dejaría que nada ni absolutamente nadie le dijera lo contrario.

Por amor a sus padres, a él, a su único amigo de verdad y a sus sueños es que lucharía con uñas y dientes. Haría de una ilusión de niño a una realidad, el ser diseñador.

No obstante, existían ciertas cualidades suyas que atraían más de lo que él podría imaginar.

A YeonJun lo destaca no sólo su inteligencia en el estudio, lo hace también su belleza y carácter. Una belleza inefable que brillaba entre todos en aquella universidad, una belleza que no competía contra nadie porque simplemente sería ganadora, una belleza que desataba bajos deseos y amarguras.

♡CUPIDO STALKER♡ SOOJUN © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora