-Vaya, eso sí es mucho semen... Pero me temo que una perrita como tú-entre pequeñas risas de ella-no puede correrse así sin más, sin control.
Mientras acariciaba mi pene sentía como su mano se impregnaba de mi descarga de semen.
-Abre la boca y chupa sin protestar!
En cuanto abrí mi boca metió sus dedos aparentemente con mi semen, quería vomitar, no me agradaba la idea de tragar mi propio semen, pero la fuerza de sus dedos me impidieron hacer lo contrario y solo pude hacer lo que ella me ordenó y chupar sus dedos hasta dejarlos limpios.
-Muy bien, ahora a enjaularte.
No sabía a qué se refería, pero entre pensamientos tuve una sensación de frío en mi pene, como si estuviera envuelto en algo frio, y metálico. Y me temía que fuese una jaula de castidad, pero parecía que era eso.
-Ahora sí me voy a divertir contigo tanto que desearás morir o pedir más de esto.
Sus palabras me dieron miedo, eran palabras de una mujer dominante como lo que siempre he fantaseado. Entonces sentí de la nada como me abre de piernas y quiere introducir algo en mi ano, mi respiración se agitaba dado que no podía ver, solo podía oír risas de ella y de repente algo largo estaba penetrandome mientras soltaba gritos de dolor y sentía como se endurecían mis pezones y me dolían, me estaba violando con algo húmedo o lubricado, ya no podía pensar, por una parte quería que se detuviera pero por otro quería más.
Solo podía gritar y gemir, no podía articular palabras y no podía moverme, mi cabeza daba vueltas como si estuviera mareado, el cerebro me pesaba y sentía las ganas de correrme pero me dolía el pene, la jaula de castidad me impedía correrme, entre tanto dolor y placer ya no razonaba, ya no sabía si quería que terminara o no, pero entonces sentí que me quitaban el antifaz mientras me seguían violando, ella tenía una mirada sádica y antes de que pudiera decir algo con sus dos manos comenzó a ahorcarme.
Sus manos apretaban mi cuello, la respiración se me dificultaba, me dolía la cabeza, estaba a punto de perder el conocimiento, había perdido el sentido en ese momento.
-¿¡Quien es tu Mommy!? ¿¡Quien es y será tu Mommy!?-Preguntaba mientras más me ahorcaba.
-G...gah.. T... T... Tu...-Se me dificultaba responder-Mo... Mommy... Tu... gah...
Eres... Mi... Due... Ña... Aahhh...!En ese momento me soltó y sentí una sensación de espasmos recorriendo mi cuerpo, mire mi pene y efectivamente, estaba en jaula de castidad chorreando semen poco a poco, mi cabeza trataba de readaptarse a la realidad de nuevo, entonces ella me acariciaba el cuerpo y me retorcía del placer, entonces se acercó a mi cuello y pensé que me iba a besar, pero lo que sentí fueron sus dientes tal cual vampiro chupa sangre.
-Mommy...! Aaaahhh!
Entre mordidas y besos atacaba mi cuello, solo podía estirar mi cuello para su disposición y placer. Cuando se detuvo me miró a los ojos con pequeños rastros de sangre en su boca y una mirada perversa procedió a besarme, ya no sabía que pasaba, ya no sabía si me negaba o mi cuerpo lo quería... Lo último que recuerdo de ese beso fue el sabor a sangre, poco a poco veía su rostro borroso.
-A descansar putita, que aún tengo ganas de más...
Es lo último que pude escuchar...
ESTÁS LEYENDO
El esclavo de mi compañera de trabajo.
Non-Fiction-No! Espera... nos van a ver... y está mal... Ella me dió un rodillazo en los testículos. -Cállate, te haré lo que quiera cuando quiera! Exclamó masturbándome con rudeza.