Aceptación Oculta

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Se acercaba lentamente a mi, trataba de disimular mi mirada hacia ella pero era evidente al igual que mi erección, entonces ella tomó la futa y se puso frente a mi.

-Vaya... Miren quien decide asomarse ¿Seré yo la responsable, o te encanta tener algo en el culo?-Preguntó mientras recorría mi cara con la futa, luego mi cuello, mi panza y llegando a mi pequeño pene, dándole pequeños golpecitos que me hacían quejarme un poco.

Se acercó cara a cara a mi y de la nada me tomo de la cabeza, me quito la mordaza, me acerco a ella y procedió a besarme, esa sensación de calor en mi boca, su lengua rodeando la mía, el intercambio de saliva, todo eso aceleraba mi corazón y me hacían dejarme llevar.
Entonces la abrace y mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo, sus senos, su abdomen, sus piernas, su trasero y acabe metiendo una mano a sus bragas y otra en uno de sus pechos, sus besos se volvían más agresivos cuando de la nada ella soltó un gran gemido, nos soltamos y ella me miraba de una forma que me daban escalofríos, entonces me dió una cachetada.

Yo no dije nada, solo me quedé sorprendido y ella me levanto de la cama jalandome del cabello y me aventó a la cama de espaldas.

-Manos a la espalda, ahora!

Con ese grito no hice más que obedecer, cuando de repente sentí un poco de frío metálico provenientede las esposas, mi corazón se aceleraba a la par que me ponía nervioso.

-Espera, ¿Que me va a...?

-Calla! Aquí mando yo y no hablarás si no lo permito!

Acto seguido en un acto de rudeza separó mi trasero y jalo con rudeza el plug, lo cual me hizo lanzar un grito de dolor/placer y sentir que me había corrido, pero fue ella quien lo confirmo.

-Perrito malo, te corriste sin mi permiso, necesitas una lección.

Mientras yo seguía en la cama boca abajo y esposado, sentí como ella acariciaba mi trasero. Y empezó a darme nalgadas, las cuales me hacían dar pequeños gemidos.

-Aahh... Aahhh! Mo... Mommy!

-Mmmmm, así que... Mommy ¿eh?

Sin darme cuenta se me salio decirle Mommy, estaba rojo de lo vergonzoso que debió ser.
De repente comenzó a darme nalgadas más fuertes, a comportarse más agresiva y eso a mí me excitaba mucho.

-Aaaaahhhh! Así! He sido... Aahhh! Un perrito malo... Aaaahhh! Castigarme Mommy! Lo merezco!

Después de un rato de castigos se levantó de la cama y me pidió que me acostara boca arriba, me costó estando esposado y con dolor después de tantas nalgadas, procedió a colocarme el antifaz, de plano no podía ver nada y eso me excitaba aún más.

-No podrás ver lo que te haré, pero lo podrás sentir.

Por un momento me daba escalofríos las palabras de ella, pero era una idea que me daba morbo y la sensación de placer. Lo primero que sentí fueron pequeños toques de descargas eléctricas y creía saber que lo provocaba. Solo me retorcía del dolo que sentía, que conforme más lo hacía, más gemia, no quería decirlo, pero en mi cabeza sabía que era verdad, era un masoquista, y aquello era el paraíso para mí.

-Más... Más por favor! Lo merezco, Aaaahhhh!!! Aaaahhh!!!

Entre tanta suplica y gemidos me corrí de tal forma que el pene me dolía.

El esclavo de mi compañera de trabajo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora