Prólogo

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Septiembre 04, 2019. Londres.

–No me puedes estar haciendo esto. –murmuró el oji verde con una voz melancólica y se apoya en la puerta impidiéndole el paso a la chica.

En su mirada se reflejaba tristeza y también un poco de decepción. No comprendía en la situación en la que estaba, no comprendía en qué momento todo se había derrumbado.

Él había llegado del trabajo como de costumbre y se encontró con la sorpresa de que su esposa lo estaba esperando afuera de la casa acompañada de una maleta.

Carol Grammer. La había conocido cuando estudiaba en la universidad, compartían algunas clases y era la oportunidad perfecta donde podían tener charlas para conocerse más. Aunque todo partió como una amistad, obviamente las cosas fueron cambiando con el tiempo.

Ambos se casaron muy jóvenes, tiempo después de salir de la universidad hicieron un viaje juntos, donde el oji verde la terminó sorprendiendo con una propuesta de matrimonio.

Ahora de un momento a otro las cosas habían cambiado drásticamente y la chica con quien había compartido seis años de su vida se encontraba con la mirada baja, incapacitada para verlo a la cara sin mencionar palabra alguna, mientras apretaba con fuerza la manilla de su maleta.

Mencionar también donde vivían, una gran casa, ubicada en un buen sector. Harry se había encargado de encontrar un buen lugar, incluso más alto de lo que podía aspirar debido a su trabajo. En la parte delantera de la casa había un jardín que ambos compartían. El oji verde quería una casa con jardín precisamente para su esposa, ya que ella tenía un amor y obsesión por las plantas.

Harry quería complacerla siempre en todo.

Él siempre trató de darle lo mejor; los mejores viajes y las mejores ropas. En resumen las mejores comodidades y también mucho amor, por supuesto.

O al menos eso creía.

Trataba siempre de tener tiempo para ella, tratarla como se merece en todo momento pero al parecer nada de eso sirvió, nada pareció por terminar de conformar a Carol.

¿Qué había hecho mal?

–Harry, tú sabes que esto no está funcionando, por favor, déjame ir.

–Yo pensé que si... ¿Hice algo mal?

–Harry, por favor. Sal de la puerta, déjame salir.

–Pero, ¿por qué te quieres ir así, sin darme mayores explicaciones? –murmuró, algunas lágrimas habían empezado a caer por su rostro–. ¿Qué te hice? dime, por favor.

¿Qué mierda estaba pasando? ¿Dónde quedaba el "hasta que la muerte nos separe"?

Harry para ese momento ya tenia la dignidad por el suelo, posiblemente estaba humillándose, haciendo lo peor frente a la situación pero no soportaría tener un matrimonio fracasado.

La chica por primera vez en ese momento luego de unos minutos de silencio alza la vista para mirarlo y soltó un suspiro–. La verdad es que me agotas, Harry. No me sirves. ¿Cómo vas a lograr cambiar eso?

Auch.

Le dolió, le dolió mucho y siendo sincero no esperaba ese tipo de palabras.

Supo que era el fin, en ese momento se dio cuenta que su relación había acabado. No podía creer lo que Carol le habia dicho.

–¿Ya no me amas? –susurró, limpiándose las lágrimas.

Sentía que preguntar eso, ya estaba de más, era algo absurdo debido a las palabras mencionadas anteriormente. Pero igual necesitaba saberlo, necesitaba que la chica le dijera las palabras exactas, las palabras exactas para empezar a cerrar su relación con ella.

–Harr-

–Siempre te di todo... –dijo interrumpiéndola-. siempre te entregue todo, siempre estuve contigo en todo momento; en las buenas y en las malas. De verdad que no te entiendo.

–Ya no te amo, ¿eso es lo que querías escuchar? —dijo Carol esta vez alzando un poco la voz–. Al principio todo iba bien, pero las cosas comenzaron a cambiar para mi, ya no me siento igual, Harry. Entiende y déjame ir de una vez.

Harry sin mas que escuchar se hace un lado dejando libre la puerta y Carol abrió la puerta para salir sin mirar atrás, no quería voltearse, no le interesaba voltearse.

El oji verde se movió con desesperación, mirándolo todo, sin realmente comprender que es lo que había pasado.

¿Se merecía esta situación?

[•••]

Era alrededor de las once de la noche y Harry necesitaba tomar algo de aire, si pasaba un minuto más encerrado en su casa le iba a dar un ataque ahí mismo.

Carol se había ido un par de horas antes y de verdad que no comprendía cómo es que había llegado a esa situación. Le había dado mil vueltas al tema incluso sentía que en cualquier momento la cabeza le iba a explotar, pero seguía igual. Trataba de pesar en que momento Carol dejo de amarlo, necesitaba comprender porque se fue, necesitaba comprender que hizo mal.

El ojiverde caminaba por la calle sin un rumbo fijo, se cubría la cabeza con la capucha de su abrigo y ponía las manos dentro de los bolsillos para lograr calentar estás.

No estaba seguro a donde ir. No tenía a nadie en la ciudad con quien podría desahogarse. Estaba completamente solo. En ese momento quería estar con su familia, quería sentir el abrazo de su madre, le hacía mucha falta.

Lo único que se le pasa por la cabeza en ese momento era ir a un bar. Podría beber hasta perder la conciencia y así olvidarse por un momento de lo ocurrido.

Camino un par de pasos más hasta llegar al bar más cercano. Estaba lleno de gente afuera de esté.

Mierda, él solo quería un puto vaso de cualquier alcohol posible, sinceramente le daba igual, solo quería beber algo fuerte.

Mientras esperaba poder entrar, se recarga en una pared, saca un cigarro que tenía guardado en un bolsillo y en el otro busca un encendedor, pasó la mano por todo el bolsillo buscando el encendedor, frunce el ceño al no encontrarlo.

Suspira para luego mirar hacia el cielo. Mierda, ni siquiera podía fumar un cigarro, todo mal.

–Toma. Te presto mi encendedor –dijo un chico que se encontraba a su lado extendiéndole un encendedor rojo.

Harry se exaltó un poco al escuchar una voz, no esperaba que alguien lo hablara, lo tomó por sorpresa. Se volteó a mirar al chico y este lo miraba con una sonrisa confiada.

–Uhm, gracias –dijo finalmente Harry recibiéndole el encendedor para luego prender el cigarro.

Comenzó a aspirar del cigarro y luego expulsaba el humo con suavidad cerrando los ojos, así estuvo un par de veces disfrutando de la sensación.

No era de fumar, en realidad era algo que odiaba. Pero en estos momentos se sentía con unas tremendas ganas de sentir el humo, que ya nada le importaba.

–¿Me devuelves mi encendedor? –dijo el chico para luego soltar una pequeña risa sin dejar de mirarlo–. Creo que estás tan metido en lo tuyo que no notaste que aún tienes algo mío.

Harry abrió los ojos y voltea a mirar al chico nuevamente que seguía a su lado, se sintió avergonzado en ese momento.

–Oh, si. Disculpa –dijo mientras asintió con la cabeza levemente y le entrega el encendedor al chico–. Por un momento, me despiste.

–Ya lo noté.

Harry se quedó mirando al chico por unos segundos, en el momento en que le devolvía el encendedor, se detuvo inmediatamente en sus ojos, tenían un lindo color que le había llamado la atención; azules.

El chico le volvió a sonreír de manera confiada y luego se aleja hasta que se pierde entre la multitud de la gente.

Mientras Harry volvió a recargar su cabeza en la pared soltando un suspiro para luego darle otra calada a su cigarro.

Vaya día.

[•••]

Es mi primera historia, nunca he escrito larry, siempre he sido más de leerlo pero me dio por animarme y más con todo esto de la pandemia. 🤍

Only the brave • Larry Stylinson [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora