Al ser hijo de Penia, a Eros le correspondió ser pobre; pero, como hijo de Poros, esta siempre al acecho de la riqueza, de lo Bello y lo Bueno que anhela poseer y nunca alcanza en plenitud.
Por su naturaleza divina, los dioses saben todo desde su nacimiento y por lo tanto ellos no filosofan. Sin embargo, Eros combina dos características hereditarias difíciles de conciliar: de una parte es hijo de un padre de múltiples recursos (entre los que también se cuenta el saber); y de la única diosa ignorante de todo el Olimpo, a raíz de su carencia de todo tipo de recursos (incluidos los cognoscitivos).
Es así que la naturaleza del dios del Amor, se ubica en un punto intermedio entre la sabiduría y la ignorancia.