My Infernal Deer

Capitulo VIII: Quiero poner el mundo en llamas... pero ¿y a ti?

"Mi querida Demon Belle"

Después de aquella reapertura en el Hazbin Hotel, las cosas sin duda habían comenzado a mejorar un poco más, claro, siendo realistas, el numero de demonios interesados en la redención no había aumentado, pero si habían logrado llamar la atención de algunos curiosos, pocos eran aquellos que si deseaban redimiré, pero los pocos que estaban interesados habían sido recibidos con total alegría por Charlie, con ese pequeño grupo ella sentía que un cambio notable ocurriría en el infierno, quizás no pronto, pero so lo habría.

Esa alegría que emanaba en la pequeña princesa del infierno la podían notar todos a su alrededor, para Vaggie verla así era fantástico, estaba cumpliendo su sueño y lo estaba realizando en todo esplendor, no podía sentir mas que orgullo por su querida y amada Charlie, pero para otros, el verla sonreír por algo que sabia tenia las de fracasar, era un simple chiste.

Alastor disfrutaba ver el entusiasmo de la pequeña princesa, y como no disfrutarlo, sabiendo que su trabajo caería cuando se diera cuenta que nadie en el infierno era capaz de arrepentirse de sus actos, o no, claro que no, no había nada que salvar de esos repugnantes pecadores, después de todo, la oportunidad que se les había dado en vida la habían desperdiciado, y por uno u otra error aquí estaban, en el infierno, controlado por un rey, Lucifer y su reina Lilith, Overlord poderosos, que con solo mencionarlo uno entendía que eran personajes de cuidado.

Y claro, aquí estaba sus pequeña hija, Charlie, pobre alma en desgracia, pensando en el bienestar de otros antes que en el de ella, pobrecita criatura, pero para eso él estaba aquí, para ayudar a esa pobre alma en desgracia y hacerla ir por el "buen camino", ja, con su ayuda sabría perfectamente como manejar todo el poder del infierno que tarde o temprano sus padre debían heredarle. Pero ¿Cómo le heredarían toda esa responsabilidad a una pequeña que no sabe la realidad?, fácil, esa pequeña criatura solo necesitaba de un maestro, uno en el cual confiar, y que llegado a un punto, pudieran hacer un trato, con ello no tendría escapatoria de él.

"Oh mi querida Demon Belle"

Con solo pensar en lo que podría llegar a obtener de aquella mujer, su sonrisa se pronunciaba mucho más, poder... el poder absoluto del infierno, demostrándole a esos demonios de centenares de siglos que un humano, un pecador común, uno que arrasó con poderosos Overlord, podría llegar a reinarlos y jamás nunca podrían derrotarlo... si... en efecto, ese deseo de poder y control era lo que Alastor deseaba, y lo lograría de cualquier forma, incluso si debía obtener el corazón de esa princesita.

- ¡Alastor!, ¿puedes oírme? – la rubia le hacia ceñas con su mano al pelirrojo distraído-

- Oh, mil perdones mi querida Demon Belle, estaba pensando- le sonrió como siempre-

- No te disculpes Alastor, solo viene para saber como estaba, el otro día en la inauguración te fuiste de repente y no pude ir a preguntarte-

- Ah mi encantadora Demon Belle, eres sin duda un ser de otro mundo, ¿estabas preocupada por este humilde pecador?- se agacho levemente hasta tener sus rostros cara a cara-

- Bueno si, esta preocupada por ti – sonrió algo nerviosa- no es propio de ti irte así como así –

- No debes preocuparte querida, el día de la inauguración era tu día de debut, y la única que debía brillar ese día eras tu- le sonríe colocándose a su lado y pasando su brazo por los hombros de ella- y haz relucido fabulosamente querida, has dejado a mas de uno bajo tus encantos, y lograste traer a un par de interesados en tu idea- la hace girar en sus talones y volviendo a ponerse cara a cara- parece que las cosas están comenzando a funcionar para nuestra querida y encantadora Demon Belle- ladeo su cabeza sonriendo mas

- Todo esto es gracias a ti Alastor – le tomo las manos con total naturalidad- gracias a ti mi sueño se esta cumpliendo, de verdad, no se como agradecerte toda tu ayuda voluntaria- le devolvió su sonrisa con otra totalmente encantadora-

El contacto con otro era algo que no lograba manejar, ser tocado sin su consentimiento era algo que Alastor no toleraba, pero cada vez que Charlie lo hacia era diferente... el desagrado aun estaba, pero tampoco le molestaba demasiado, a pesar de ello, aquella sonrisa tan sincera de ella le había encantado, todo el mundo se veía mejor con una sonrisa en su rostro, pero Charlie se veía más que mejor, maravillosa era quizás la palabra.

- Oh Alastor, perdona – le suelta sus manos- soy muy de piel, siempre olvido que no gustas del contacto con otros-

- Es una cualidad única de ti querida, tocas a todos sin su permiso- le sonríe- pero he de admitir que puedo tolerar un poco tu cercanía-

- ¿De verdad?, eso quiere decir que te simpatizo bastante, ¿no Alastor?-

- En efecto me simpatizas, no cualquiera tendría mi total y devota atención Demon Belle – se acerco un poco mas a ella acortando la distancia- y tu Demon Belle tiene mi total y completa atención

- Ah sí ... bueno, aunque sé que tu atención es mas para ver si en algún momento esto llegue a fracasar...- desvió su rostro pero lo vio de reojo

- Eres muy astuta querida- se da la vuelta- sabes que no considero la redención algo posible, y disfrutare viendo como fracasan lo débiles de espíritu, será un deleite para mi verlos hundirse-

- Realmente no hay nada que pueda hacer para hacerte cambiar de opinión- suspiro – pero aun así, tu ayuda ha sido muy significativa- se le acerca y le ofrece algo – dame tu mano

- ¿Para qué?- ladeo su rostro mirando a la rubia-

- Solo dame tu mano Alastor – le sonríe divertida – no te morderé

- Tampoco te daría la oportunidad querida- rio levemente extendiendo su mano-

- Toma – le da una pequeña bolsa, dentro de esta venia una especia de broche que simulaba la calavera de un ciervo con sus astas- perdona si no te gusta... pero quería agradecerte dándote algún obsequio y esto es lo mejor que se me pudo ocurrir para ti- escucho a Vaggie llamarla de pronto- bueno Alastor, nos vemos después- se despidió rápido del demonio radio dejándolo así.

Curioso, desde que estaba muerto jamás le habían dado un regalo por pleno agradecimiento, las veces que le daban algo era meramente por el miedo que lograba enfundarles con su sola presencia, pero un regalo desinteresado era raro, extremadamente extraño.

La princesa del infierno no tenia cuidado, era una niña en el cuerpo de una mujer, que claramente no sabia mantener la distancia, si el infierno caía en sus manos era claro que nada duraría, y sería un chiste, y ni siquiera un buen chiste, por ello prontamente comenzaría a intervenir en el pequeño proyecto de esta dulce princesita.

Él quería poner al mundo en llamas, ese era el oscuro deseo en su corazón, poder, derrotar a los Overlord y tenerlos bajo su mando, o por lo menos divertirse disfrutando con sus restos, probando a que sabría la carne de un ser tan poderoso como un Overlord, era su más sádico y anhelante deseo, control absoluto del infierno, solo para su propia diversión y entretenimiento, seria algo maravilloso.

Pensar en todo ese control que podría tener lo hizo apretar los puños por la maravillosa sensación de un poder, mas algo detuvo por completo ese pensar, ese pequeño e insignificante objeto que le había obsequiado aquella muchacha. Lo miraba fijamente, si lograba conquistar el infierno y sus Overlord, ¿Qué papel ocuparía la dulce Charlie?, una secuas bajo sus ordenes probablemente, el tenia un estricto código de no dañar a una mujer o a un niño, pero si podría disfrutar de su sufrimiento, aun así, la idea de hacer sufrir a Charlie no rondaba totalmente clara en sus ideas... ¿Por qué razón sería aquello?, ¿era quizás por ese insignificante obsequio?, no... su presencia en su mente era confusa de vez en cuando, su querida Demon Belle de vez en cuando lo ponía a prueba, una sensación de "'¿serías capaz?", oh Demon Belle, claro que sería capaz, era obvio que el demonio de la radio cumpliría su meta, estaba seguro de ella, pero ...

...Demon Belle ¿acaso estas dentro de mi en otra parte además de mi cabeza?...

Sigan sintonizados ;)