Había una vez, una hechicera que convirtió a un apuesto Príncipe en una horrible bestia, al darse cuenta de que era un joven egoísta y con corazón de piedra.
La hechicera dejó una rosa encantada. Si el Príncipe no encontraba el amor verdadero antes de que el último pétalo cayera, sería una bestia por siempre.