Capítulo II

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El chico nuevo

Amber

Diablos, nunca había visto a un chico tan guapo en este instituto y este se pasa de guapo, parece recién caído del mismísimo cielo. Tiene el cabello negro en forma de rizos que reposan en su frente, sus ojos tienen un color gris profundo, son como dos témpanos de hielo que te incitan a chocar contra ellos. Tiene labios carnosos que aparentan estar muy suaves. Debe medir más de 1.80 aproximadamente y tiene un aura que lo hace lucir jodidamente sexy.

—¿Por qué demonios me estará mirando?— me pregunto, aunque sinceramente no me importa que unos ojos así me miren.

—Amber para de mirarlo así, va a pensar que eres algún tipo de acosadora o algo parecido— me regaña mi subconsciente lo cual agradezco, porque en verdad si lo estaba mirando raro.

—¿Quiéres decir algo para presentarte?— le pregunta el maestro.

—No— responde mientras camina hacia un puesto libre que hay en el fondo del aula.

—Claro toma un asiento, — habla el profesor mirándolo como si fuese un bicho raro —bueno ahora sigamos con la clase— dice y comienza a escribir un montón de fórmulas químicas en la pizarra.

                              –

Es la hora de almuerzo y me dirijo hacia el comedor.

Después de elegir lo que me voy a comer camino para la mesa en la que Colette, Ross y yo  nos sentamos cada año.

Me quedo esperándolos unos 5 minutos hasta que deciden aparecer y se sientan los dos frente a mí.

Me doy cuenta de que ambos me están mirando de una manera muy rara y me decido a preguntarles el porqué.

—¿Por qué los dos me están mirando así?— les digo y sonríen pícaramente.

—¿En serio no sabes?— me pregunta Colette.

—No tengo la menor idea— digo y seguido a esto empiezo a tomar agua.

—Ross me contó sobre el nuevo bombón que entró en la escuela y de la manera en la que te le quedaste mirando en la clase de química,— habla mientras me mira —también me dijo que hasta te babeaste por un momen...— no la dejo terminar ya que en ese momento solté toda el agua que tenía en la boca.

En ese instante todas las personas del comedor me estaban mirando como si estuviese loca. Aunque no los culpo, que persona normal escupe el agua que tiene en la boca de momento.

Por suerte para mí no me importa lo que ninguno de ellos piensa, así que me dedico a responder a lo que me Colette me acaba de decir.

—Primero que todo en ningún momento me estaba babeando,— empiezo a hablar mientras fulmino a Ross con la mirada —segundo puede ser que me haya quedado mirándolo por un pequeño memento, pero no fue de manera rara, además el chico no está tan lindo, está normal como todos los demás del instituto— digo la mentira más grande del día, ya que el chico nuevo está muy pero muy guapo y sexy.

Ross y Colette me están mirando con cara de no haberse creído ni una palabra de las que acabo de decir, aunque a decir verdad ni yo me las creo.

—Digamos que creemos que dices la verdad,— Ross empieza a hablar —de ser así ¿Por qué te pusiste tan roja al hablar de él?— termina y ambos me miran con cara de detectives en busca de respuestas y yo sinceramente no tengo la menor idea de que decir ahora.

—Bueno la-la verdad es que eh...— empiezo a tartamudear y a ponerme nerviosa. Ahora mismo los estoy odiando con toda mi vida.

—Señoras y señores Amber Baker alias Miss Cold está nerviosa y tartamuda tan solo por hablar de un chico— Ross bromea y Colette se echa a reír—¿qué será lo siguiente?, ¿Perros hablando?— sigue bromeando y a mi no me da ni gota de gracia.

—¿Terminaron?— les pregunto ya cansada.

—Puede ser— dice Colette y la miro mientras frunso el ceño —ok ok terminamos, pero tienes que admitir que el chico nuevo está muy bueno—me dice y ya esta charla me esta aburriendo.

—Ok, quieres que diga que está bueno, pues si, lo está,¿Contentos?— les pregunto y los dos mueven la cabeza en señal de que sí —menos mal, ahora, ¿Podémos hablar de otra cosa que no sea el chico nuevo?— pregunto y empiezan a hablar de todo lo que han hecho hasta ahora y eso que tan solo es el primer día, pero sinceramente no les estoy prestando atención mi cabeza lo único que puede procesar son esos hermosos ojos grises.

Diablos Amber, ¿Qué está pasando contigo, un par de ojos bonitos te ponen así?, sácate al chico de la cabeza ni siquiera lo conoces a lo mejor es un psicópata o un violador.

—¿En serio un violador?— empiezo a discutir con mi subconsciente y sinceramente creo que perdí la cordura que me quedaba.

Después de terminar de almorzar nos despedimos para ir a cada uno a la clase que le tocaba.

Termino mi última clase y empiezo a caminar hacia mi casillero para guardar algunos libros y de paso esperar a Colette porque tengo que llevarla a su casa lo cual no es molestia para mi ya que es relativamente cerca a la mía. Además no me gusta que se vaya en el bus de la escuela, ya que la deja demasiado lejos de su casa y no me perdonaría que le pase algo caminado sola, (si, soy una amiga sobreprotectora, la trato como si fuera mi hija) por eso casi siempre la llevo y si no puedo Ross lo hace. Justo cuando estoy guardando los libros en mi casillero siento como me empujan chocando contra la puerta de este, me incorporo en la posición que estaba antes y me doy vuelta para ver quien fue la persona que me acaba de empujar y ni siquiera se molestó en disculparse. Al hacer esto veo la silueta del chico nuevo y no me contengo al gritarle.

—Oye, tú gilipollas— le grito y se da vuelta mirándome como si no hubiese pasado nada— por si no te diste cuenta me acabas de chocar, un lo siento no vendría nada mal— termino de hablar y me quedo esperando aunque sea una muestra de arrepentimiento, la cual alerta de spoiler no llega.

—Si estas esperando a que te pida una disculpa es mejor que lo hagas sentada porque no va a llegar— me dice con una tremenda arrogancia, la cual hace que me entren ganas de darle una patada en las bolas.

—¿Perdón?— digo sorprendida ante lo que acaba de decir.

—Repito por si no entendiste, olvídate de la disculpa— vuelve a hablar y en serio cuanto hasta mil para no romperle su hermosa cara.

Espera ¿Qué demonios acabo de pensar?

Sacudo mi cabeza y me centro en el energúmeno que tengo a pocos metros.

—¿Seras un capullo?, me acabas de empujar y ni siquiera te importa, por lo menos ten algo de decencia y pídeme una disculpa— hablo perdiendo mi paciencia

—Pues como vez, no me interesa en lo más mínimo, supéralo— termina de hablar, da media vuelta y sigue su camino.

Me quedo ahí mirando como se aleja, totalmente sorprendida por su mala actitud, ahora mismo es la persona que más detesto y eso que ni siquiera lo conozco. Pocos minutos después aparece Colette y decido contarle la historia con todos los detalles mientras vamos en busca de mi carro para irnos de la escuela.

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