🧨1💣

150 5 3
                                    

Era otro día de cielo grisáceo y húmedo. Los pies descalzos hacían crujir las leves piezas de chatarra que se iba encontrando por el suelo. El ambiente tenía tanto polvo y mugre que la garganta se cerraba irritada.

Jamison Fawkes, o también conocido como Junkrat, era uno de los supervivientes de la gran explosión de la fusión del omnium australiano, dejando un área estéril, llena de escombros y de los fragmentos retorcidos de la instalación destruida. Era prácticamente imposible vivir allí. Pero algunos sobrevivieron. Se hacían llamar Junkers.

Escarbaron entre los restos del omnium y formaron una sociedad despiadada y sin ley a su sombra. Junkrat era uno de ellos: sobrevivía a base de recuperar metal y otros componentes de entre las ruinas.

Su ropa estaba totalmente gastada y rota, con muchos parches y agujeros en ella. Una bolsa verde a su cintura y una pequeña cantimplora adoraban sus pantalones verdes militar. Su extrovertido cabello, echado hacia atrás, estaba manchado, y al ser rubio era mucho más evidente la ceniza en él.

En su pecho tenía algunas bombas, y para que mentir, eran su vida. Los explosivos simplemente eran su hobie más preciado. Quizás fue por la gran explosión o quizás fue desde siempre, ni si quiera recordaba anterior a la explosión, ya que se golpeó con fuerza la cabeza por el estallido, aunque podría haber sido peor. Lo único que recuerda es una gran bola de fuego consumiendo su ciudad, a la gente chillando envuelta en llamas y el cielo completamente rojo sobre él. Al despertarse, se encontró con escombros y cadáveres.

Pasaron años hasta que pudo acostumbrarse a la nueva vida. Ahora vivían en una ciudad construida por restos de chatarra y basura.

Aún así, cada vez que hacía alguna explosión o robaba a la gente, se sentía feliz, la adrenalina apenas la podía controlar en esos momentos. Realmente era impresionante.

Ahorraba muchísimo, todo su oro estaba escondido, era su tesoro, lo que años y años había tardado en guardar. Y los rumores de su tesoro ya pasaban por toda la ciudad. Estaban furiosos ya que él era el ladrón número uno de toda la ciudad.

- Siempre nos estás robando maldita rata sucia.- gruñó uno de un bar, empujándolo contra la pared, lo rodeaban dos tipos más.

Junkrat era bastante malo con el combate físico, se le daba mejor a distancia, a si que realmente no podía hacer nada. Su cuerpo increíblemente delgado lo delataba, aunque fuera muy algo, siempre estaba encorvado a si que tampoco impresionaba por su altura.

- Va-vamos chicos. Qué tesoro? Y-yo no tengo nada.

- Quién mencionó nada de un tesoro?.- alzó la ceja uno con curiosidad.- Con que es verdad, eh? - se crujió sus nudillos

Junkrat estaba nervioso, no tenía lugar para retroceder. Su cuerpo tenía muchas heridas y moratones, por demás ladrones o sus propias bombas, a si que realmente otra paliza no la aguantaría, y sería increíblemente fácil robarlo estando tirado en el suelo sin poder moverse... Tenía que buscar alguna solución... Algo que-...

En ese momento vio a un tipo grandullón, parecía ser bastante fuerte, e impresionaba mucho su arma. Carraspeó con fuerza alzando la voz

- Si tuvieeeera un tesoooro, inmenso y valioso... Quizás lo compartiría con un amigo... Un amigo que sea capaz de protegerme.- al ver que el otro ni se inmutó empezó a sudar.- 15%?.... 25?...- uno de los matones lo agarró de las correas de sus bombas y lo empujó contra la pared.- 45....?

Cuando el matón estuvo a punto de darle la golpiza de su vida al chico de prominente mentón, una pequeña acción dio vuelta su historia. Un ligero toque en su hombro izquierdo hecho con el dedo índice del sujeto mas corpulento del bar. Pero claro que el puñetazo que le regalo en la cara al matón también tuvo buena parte del crédito.

¿Compañeros? 💣💥 RoadRatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora