¿Quien eres tù? #Kenzaria #Kenzy #ariabedmar

DUODÉCIMO capìtulo

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La piel de Aria es tan delicada y suave.
Esta noche mi pasión la ha consumido.
No puedo comprobar si tiene marcas, pero estoy seguro de que mi fuerza ha sido increíble.
Enorme, pero no tanto como para enviarlo a lo Divino.

Duerme relajada, de costado, mientras descansa después de la noche de amor que la ha agotado.
Siento sus emociones y son hermosas, muy puras. Su corazón es tan fino que no hay lugar para ninguna otra emoción que no sea la sensación de plenitud, acompañada solo de serenidad.

Ella es aún más hermosa mientras duerme. Lo que queda de la sábana cubre su piel desnuda. La luz que entra por la ventana que está frente a nosotros ilumina algunos rasgos.
Parece brillar. La luz la toca y ella la refleja, enviándola de regreso con fotones extra, cargados con su inexplicable aura maravillosa.
Si alguien la viera en este momento, diría que es un ángel.
Aquí estoy yo el ángel, pero no tengo ni una pizca de su sinceridad.

Aria es así. Cándida y pura, pero no demasiado pura para ser simplemente inocente. Es una chica inteligente, decidida y terca. Una chica de carácter. Y eso la convierte en una mezcla perfecta que la hace diferente de todos los humanos que he conocido hasta ahora.

Admirándola, inconscientemente, sonrío.
Estoy sentada con la espalda apoyada en la cabecera para poder ver todo sobre ella: es mi programa favorito.
Extiendo la mano para darle una caricia imperceptible en la mejilla, con el dedo índice de mi mano derecha.
Con ella, incluso un ángel, que no tiene nada terrenal, siente la necesidad de contacto. Estoy callado, porque no quiero que se despierte.

En mi alma las emociones son indescifrables.

Mi cuerpo se negó a darle el agarre que lo elevaría de la Tierra al Cosmos en unos momentos.

Logré apoderarme de su cuerpo y alma, sin aprovecharlos para acabar con su existencia terrena. Con otro ser humano, nunca hubiera podido hacer eso. Pero no me sorprende. Con Aria hay un componente más: el amor.

Probablemente la única forma de cumplir mi misión sería implosionar y luego explotar. Primero que nada, destruirme a mí mismo.

Estoy feliz de tenerla todavía a mi lado, en la oscuridad sobre todo. Pero al mismo tiempo sé que si está aquí, si no he completado mi misión, estoy un paso más cerca de acabar con la humanidad y mi Familia para siempre.

Mientras sigo tocando su piel, siento tinnitus. El ruido es más fuerte de lo habitual y casi me duele. Probablemente sea por todo el poder que me dejó hacer el amor con Aria. La luz nubla mi vista. Cierro mis ojos.

Los vuelvo a abrir.

Aquí es de noche.
Hay una pelea frente a una discoteca. Tres hombres rodean a un chico que por sí solo no puede protegerse y está a merced de los puñetazos y patadas que el grupo de matones disfruta por turnos para lanzarle.

El niño está ahí en el suelo, porque poco antes tuvo el valor de defender a una chica de su edad del intento de abuso que pretendía realizar uno de esos hombres. El chico forma parte de ese grupo de hombres que intervienen para proteger a sus semejantes cuando los ven en peligro. Es prácticamente lo contrario al grupo de personas que están viendo la escena de la violencia ahora mismo, sin mover un dedo. El silencio de algunos hombres me pone realmente enfermo. Y por si fuera poco, entre los que no intervienen, hay otros que disfrutan del espectáculo, incitando a los 3 a hacerlo peor. Seguro que tiene que ver con las sustancias tóxicas que probablemente tengan en circulación, pero eso no las justifica. El valiente, no tiene la suerte de que la chica lo conoció. No hay nadie para salvarlo. Más bien.

Pero estoy yo aquí.

Me pongo sobre él, lo abrazo para protegerlo de los golpes. Sin embargo, siento que sigue sufriendo. Es extraño, pero ya ha habido un precedente y sé lo que eso significa.