Capítulo 1

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—Bueno esta es mi habitación y donde vas a dormir. Tengo un colchón demás así que no va a haber problema—decía Hayley emocionada por la presencia de Circe—¡Podemos organizar pijamadas y no dormir hasta ver el amanecer!

—Se escucha divertido. ¿Qué son las pijamadas?

—Son fiestas nocturnas en donde se mira películas o series y se habla durante toda la noche. Aunque también se pueden jugar juegos, comer o cocinar.

—Me gusta la idea.

—Teresa, una de las chicas populares de segundo grado, las organiza todos los fines de semana en su casa porque la suya es gigante. ¡Casi tan grande como una mansión! Pero a mi nunca me invitan, solo las chicas populares y lindas van—dijo esto último con menos entusiasmo.

Estaba acostumbrada a que las chicas de su escuela la dejaran de lado, no tenía muchas amigas para hacer una pijamada. Pero ahora podría hacer alguna con circe y Maia, su única mejor amiga. Por lo que al comenzar a pensar en eso, cambio su cara y volvió a sonreírle a Circe.

—¿Esos son los requisitos para participar de una de estas fiestas en tu institución?—preguntó Circe con una cara de repudio. No le gustaba para nada la gente que discriminaba.

—Sí—asintió la pequeña.

—¿Quienes se creen ellas para decir quién es linda y quién no?

—Ya te dije, son la chicas populares.

—Me gustaría hablar con este grupo de chicas populares ¿Dónde las puedo encontrar?

—No sé. En la escuela o en sus casas quizá—respondió Hayley levantando los hombros.

—Pues voy a buscarlas y mostrarles que se equivocan—dijo enojada mientras se arremangaba las mangas de su traje.

—¡No! Circe son sólo chicas de 8 y 7 años.

—Ya sé—resopló intentando tranquilizarse—Si te llegan a molestar no dudes en avisarme.

—Lo haré.

La puerta de la habitación se abrió y entró Tayler con sábanas y una almohada en los brazos.

—Necesitas cambiarte, si te ven con eso van a pensar que estás loca—le dijo a Circe.

—Que piensen lo que quieran—contestó ella.

—Créeme, puede que en el lugar del que vengas eso no importe, pero acá eso es algo que a todos les importa.

—¿Y a ti?

—Sí, a veces. Va, depende de quién.

Ambos se quedaron mirándose el uno al otro hasta que Hayley los interrumpió.

—Tenemos que ir a comprarle ropa entonces, porque que yo sepa—se dirigió a su hermano—vos no tenes ropa que le quede bien ¿o no?

—No, pero por ahí mamá tenga algo en su armario.

Salió de la habitación para ir a buscar ropa a la de su mamá mientras Hayley y Circe armaban la cama en donde esta última dormiría.

Mientras ponían las sábanas en el colchón, Hayley no dejaba de hacerle preguntas.

—¿De dónde vienes?

—De un lugar bastante lejano.

—¿Y de dónde vienes todos tienes poderes mágicos?

—No, pero ninguno es mortal. Se podría decir que todos tienen un poco de magia en sus venas.

—Increíble—soltó Hayley con una sonrisa abierta de par en par—¿Y hay otras personas de donde vienes que estés aquí también?

CirceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora