Estábamos viendo una película todos juntos. Como una familia real.
Oficialmente éramos una familia.
Aunque era como la decima vez que veíamos la película. En la semana. Escuché dos risas femeninas a mi lado. Yo sonreí feliz, pero no por la película.
"Papá, atrápala" Escuché antes recibir el suave impacto de nada más ni nada menos que una palomita. Parpadee confundido procesando la razón de las risas de ambas. Agarre un puñado, y olvidando el hecho de ser un adulto maduro, les lance el contenido de mi mano.
Me la devolvieron, se las devolví. Así empezamos a jugar.
Esos momentos...