Fiestas. ¿Qué podría decir sobre ellas que la mayoría de las personas no sepan ya? A decir verdad, a todos los universitarios nos gustan porqué es una excusa perfecta para olvidar por unas horas las toneladas de ensayos, problemas matemáticos y proyectos de fin de semestre.
No lo negaré, me gusta salir de fiesta y olvidar por un fugaz momento mis responsabilidades académicas, disfrutar de un buen trago y un cigarrillo con mis amigos, cantar a todo pulmón alguna de mis canciones favoritas y bailar al ritmo de la misma. Por esa misma razón hoy saldría de fiesta para disfrutar de ese efímero momento de adrenalina que causa el alcohol en mi sistema nervioso.
Kala; mi hermana y yo nos encontrábamos justo afuera de casa de Calum desde nuestros lugares podíamos observar cómo todos se la estaban pasando bien. Bailaban, cantaban y lo que no podía faltar: bebían.
—¡Hads! Vengan acá.—escuché decir a Calum desde la distancia. Las dos nos abrimos paso entre la poca gente que había en el área verde de la casa del chico del buzzcut. Una vez que llegamos al porche de la casa nos saludó con un efusivo abrazo.—¿Les sirvo algo?—las dos asentimos en respuesta y él se perdió entre la multitud de gente que se encontraba dentro del lugar. La casa era grande debido a que mi amigo la compartía con otros dos chicos; Ashton y Michael.
Dos vasos rojos aparecieron en mi campo de visión anunciando que el chico del cabello teñido de azul y tatuajes extendidos por sus brazos había regresado.
—¿En dónde están los demás Cal?—preguntó mi hermana dándole un sorbo al vaso que anteriormente le había entregado el vaso. Kala hizo una mueca.—¿Solo vodka? Nos quieres matar.—bromeó pasando uno de los mechones de cabello mas claro que el resto detrás de su oreja.
—Deben de estar en el jardín trasero jugando beer pong.—musitó el moreno. No lo pensé dos veces y me dirigí a la parte trasera de la casa, en cuanto me terminé el contenido del vaso de plástico, dejando a mi hermana menor con mi amigo. Al llegar al pequeño jardín me encontré con el resto de mis amigos.
—¡Hey Westmore, llegaste!—exclamó Ashton un poco ebrio y extendiendo sus brazos hacía el cielo.
—¿Qué se han hecho tu y Cal en el cabello?—mencioné refiriéndome al color rojo vivo que ahora adornaba la cabellera del chico.—No me lo tomes a mal, me gusta pero es raro verte con el cabello rojo Ash.—él solo se echó a reír.
—Yo sé que te encanta hablar de mí y mi belleza pero, ¿vas a jugar o no? quiero darte una paliza en esta cosa.—respondió divertido.
—Que gracioso eres, mejor ponte del otro lado para que yo te de una paliza Irwin.—el chico del cabello rojo me hizo caso y pronto el juego comenzó. Para ser honesta nunca había podido ganarle a Ashton en beer pong pero esta vez fue la excepción.—¡Ja, perdiste!—celebré en mi lugar. Estuve tan centrada en que las bolitas de ping-pong entraran en el vaso rojo de mi amigo que no me percaté de la presencia de los demás.
—Hadly, te queda un vaso así que prácticamente es un empate.—mencionó Mike tomando una rebanada de pizza de una de las cajas y dándole un mordisco.
—Mike, ¿qué estas diciendo? no tiene sentido, le ganó y ya.—respondió Bailey soltando una pequeña risa.—Creo que ya estas pedo amigo.—la castaña le ofrecido un vaso con agua y Mike lo tomó gustoso.
De un momento a otro Arden, Bailey y Kala me tomaron de la mano y me llevaron a lo que parecía ser una improvisada pista de baile en donde solía estar la sala de casa de los chicos. "Don't Stop the Music" de Rihanna resonaba en todo el lugar. Las rubias y la castaña empezaron a bailar y cantar al ritmo de la música y yo no tardé en unirme a las locuras de mis mejores amigas y mi hermana. Ya iba un poco ebria y aunque disfrutaba un poco de esa sensación prefería salir a tomar un poco de aire y de paso fumarme un cigarrillo.