Seven Days 《Kookmin》

tres

Era una noche de verano, el cielo despejado ofrecía un espectáculo de estrellas brillantes mientras la luna llena iluminaba con suavidad el camino por el que Jungkook y Jimin se adentraban en su aventura clandestina.

Ambos jóvenes estaban emocionados y nerviosos a la vez. Habían creado su plan secreto apenas unos minutos atrás, anhelando pasar tiempo juntos sin que nadie más lo supiera. Aunque sabían que debían ser cautelosos, no podían evitar sentir mariposas en el estómago por la emoción que les embargaba.

Mientras hablaban en voz baja por teléfono desde sus casas, una idea descabellada cruzó la mente de Jimin. Trató de persuadir a su novio, Jungkook, de encontrarse frente a la escuela para escaparse antes de que amaneciera.

—¿Te imaginas, Kookie? Sería emocionante, como en una de esas películas que nos gustan —susurró Jimin con entusiasmo—. Podemos llevar algo de comida y hacer un picnic en la orilla del mar, solo tú y yo.

Jungkook se mostró inicialmente reticente ante la audaz propuesta de Jimin.

—Pero, Jimin, ¿no crees que es arriesgado? Podríamos meternos en problemas si nos descubren faltando a clases —respondió Jungkook con cautela.

—Lo sé, lo sé —dijo Jimin, restándole importancia al asunto—. Pero a veces hay que arriesgarse un poco para tener momentos inolvidables, ¿no crees?

A pesar de sus dudas, Jungkook no podía negar que la idea le resultaba tentadora. Imaginarse escapando antes del amanecer, compartiendo risas y secretos con Jimin, le provocaba una mezcla de emoción y nerviosismo.

Finalmente, Jungkook accedió.

—Está bien, hagámoslo —dijo con una sonrisa traviesa—. Pero asegurémonos de volver antes de que las clases terminen para evitar problemas mayores.

Jimin aceptó la propuesta con una risa traviesa y emocionada, sabiendo que esta aventura clandestina sería uno de esos momentos especiales que atesorarían en sus corazones para siempre.

Y así, con pasos sigilosos, Jungkook salió de su casa, asegurándose de no hacer ruido para no despertar a sus padres. Dejó una nota estratégica para persuadir a sus padres, pretendiendo que había salido temprano para buscar algún curso cercano y que luego tendría entrenamiento al salir de clases. Vistiendo un suéter oscuro y una gorra para pasar desapercibido, se dirigió sigilosamente a la esquina de su calle, el punto acordado para encontrarse.

Del otro lado de la ciudad, Jimin también se deslizó fuera de su casa. No consideró necesario avisar, ya que era común que tuviera cursos adicionales o se quedara estudiando. Cerró la puerta con cuidado y se abrigó con una chaqueta para protegerse del ligero viento nocturno. Con una sonrisa traviesa en su rostro, caminó hacia el lugar de encuentro, lleno de emoción por la aventura que estaba a punto de comenzar.

Finalmente, los dos se encontraron frente a la entrada de la escuela. Las luces del edificio estaban apagadas y todo parecía estar sumido en el silencio nocturno. Era un escenario totalmente diferente al bullicio del día, y la tranquilidad de la noche los envolvía en un aura mágica.

—¿Estás listo, Jungkook? —susurró Jimin con voz apenas audible para no llamar la atención.

—Sí, estoy emocionado, pero también un poco nervioso. ¿Crees que nos atrapen?

—No te preocupes, seremos cuidadosos. Solo tenemos que disfrutar del momento.

Con entusiasmo y mochilas repletas de golosinas y un par de mantas para sentarse, se dirigieron hacia la estación de autobús más cercana. Su determinación era clara: tomarían el último autobús del día y se dirigirían a la última parada, desde donde a solo unos minutos caminando, encontrarían la hermosa costa del mar.