CAPÍTULO II

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Louis aventó la carpeta a su escritorio con brusquedad. No pudo seguir leyendo. Con tan solo recordar el rostro de la chica, la imagen que recorrió todos los periódicos de Londres, no podía dejar de odiarse a si mismo, de odiar a Harry. A los Styles en general. El hombre miró su reloj, eran pasadas las 10 de la noche, se suponía que su jornada acabaría a las 9:30, pero todavía faltaba su recorrido nocturno, el momento donde más se sentía poderoso, cuando todos sus pacientes dormían y él podía pasear por los turbios pasillos de su hospital, oliendo el cloro que bañaba sus pisos, buscando cualquier rastro de humedad, suciedad o cualquier cosa con la cual poderse quejar, poder despedir a algún enfermero o simplemente para que los pacientes que aún siguieran despiertos pudieran ver su rostro, alzado como siempre y demostrando superioridad. Ese era Louis Tomlinson, un hombre que creía que por tener el hospital más codiciado a sus manos, podía tener el control absoluto. Hasta pensaba que tenía el control de su propio corazón, de su alma.

Salió de su oficina con cautela y vio a todos lados, para encontrarse con Flecker, la cual continuaba en su propio escritorio revisando unas carpetas, se veía sumamente concentrada, pero el psicólogo decidió acercarse a ella - Caroline, ¿Qué hace a esta hora? Debería irse, no se preocupe.

- Oh disculpe, es que no quería molestarlo, escuché que estaba leyendo unos análisis médicos y no quise interferir. Cuando el enfermero Payne se fue de su oficina me dejó este sobre que olvidó darle - la mujer sacó de un cajón un sobre viejo, el cual la anterior enfermera de Harry le había proporcionado al enfermero con horas de anticipación - dijo que tenía que ver con los Styles y que era exclusivamente para usted.

Louis toma la carta imaginando lo que podría venir dentro. No pensaba que pudiera ser dinero, el sobre estaba muy viejo, así que supuso que era una carta y sólo eso - Muchas gracias señorita Flecker, puede irse, yo cerraré aquí - Tomlinson le sonríe de una manera especial a la secretaria y ella le regresa la sonrisa mientras tomaba su bolso y se dirigía a la salida.

Louis tomó el sobre y lo depositó en su bolsillo, pensó entonces, que lo mejor sería ver lo que había dentro llegando a casa. Entonces decidido bajó a los pasillos. Abrió la puerta de seguridad con la contraseña que sólo los enfermeros, seguridad y él sabían, y ahí fue cuando entró. Esa noche se sentía diferente, aturdido, nervioso. Pero aún así nunca perdió su compostura. Sus manos temblaban e intentaba camuflajear su leve temor aclarándose la garganta. Caminó, lenta pero seguramente, analizando cada espacio, cada detalle, cada puerta. Escuchó murmuros, risas, balbuceos, lo de siempre, de todas las noches.

El hombre acabó con su recorrido finalmente, regresó a su oficina a recoger su maletín y se fue en su auto de camino a casa. Llegó exhausto y se acurrucó en su cama sin quitarse su traje, sentía la espalda tan pesada por toda la información que había recibido que no pensaba mover un centímetro más de su cuerpo, pero entonces vio como Lilian, la cual ya se encontraba en un profundo sueño, se mueve entre sueños hacia él, abrazándolo del estómago y recargando su cabeza en el pecho del ojiazul. Louis se movió un poco para tener movilidad, y entonces recordó el sobre. Aunque odiaba con su vida a los Styles, necesitaba conocer lo que había dentro de dicho sobre, por lo que, como pudo, logró sacarlo de su bolsillo y lo abrió por encima de la cabeza de su esposa.

Sacó una hoja, la cuál se encontraba amarillenta por el tiempo que llevaba de seguro adentro. Desdobló el papel y leyó con atención lo que se encontraba dentro:


Noviembre, 1983

De: Bernd Styles

Para: Manicomio de Doncaster... u otros.

Como lo escuchó por las noticias, periódicos y otros medios de comunicación, mi segundo hijo, Harry Styles recibió una sentencia en el juzgado hace un poco más de una semana, pero debido a su estado mental de salud se pidió que se ingresara inmediatamente a un manicomio. Pido de favor que, si mi hijo es trasladado a otro centro, que esta carta sea enviada al mismo. Harry es peligroso, después de lo que él realizó no será el mismo, es por ello que lo mejor será seguir ciertas reglas para que las cosas no se salgan de control. Específicamente nueve. 9 reglas:

9 REGLAS (L. S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora