No ames

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Sus pies no reaccionan, su corazón palpita contra sus costillas y todos sus músculos se tensan. La imagen frente a él no puede ser real; no puede estar observando como su maestro roba los labios que durante meses le han pertenecido, no acepta el hecho de que este correspondiendo los sentimientos del hombre que ama.

Quiere huir, pero al mismo tiempo desea enfrentar la realidad y ver como se desarrolla la escena. Wallace acaricia a Steven con confianza, despeinando aquel cabello color plata que Ruby tanto tiempo ha adorado; se agacha lo suficiente como para rozar su oreja y entonces decide que es suficiente.

Tiene que irse, el muñeco ha sido tirado a la basura por su dueño egoísta que ha decidido desecharlo sin importarle el tiempo que éste le ha dedicado hasta ese momento. Pero antes de retroceder, choca contra Metagross quien al verlo se repega a él como si se tratara de un gato, el beldum de Steven aparecen junto a Elizabeth quienes también empiezan a buscar su atención; la razón es clara, pueden sentir las emociones del chico e intentan animarlo.

-Debo irme-dice Ruby en un susurro intentando alejarse del grupo, pero es rápidamente sujetado por los Pokémon que lo suben a metragross y sin darle tiempo lo llevan al lugar del cual quería huir.

Wallace, quien es el primero en notarlo se sorprende; pero la reacción de Steven es una que Ruby no espera: dolor. Ha visto incontables veces esa expresión en los ojos azules, pero nunca al verlo a él.

-Parece que arregláremos esto más rápido de lo que creí- el líder de Arrecipolis baja al adolescente para ponerlo frente suyo y con una sonrisa en sus ojos deposita un beso en los labios de Ruby introduciendo su lengua para degustar su sabor.

No es, sino hasta que Steven lo jala para liberarlo que el muchacho reacciona acerca de lo que esta pasando, se aferra de inmediato al traje que sus ojos ven con las mejillas rojas y sin poder creer que su maestro lo ha besado de esa manera tan íntima.

-¿Ves? No puedes verlo con nadie más- la voz es apenas audible debido a que el campeón lo esta sujetándolo y bloqueando sus oídos. -Si crees que no lo mereces pregúntale a él que es lo que desea de ti, de eso se trata una relación.

Wallace sonríe ante la obvia posesividad de Steven, el carro volador desciende y entra en el antes de darles una última mirada.

-Sólo le regrese lo que robé de ti-le guiña el ojo antes de desaparecer en el cielo.

Steven gruñe una maldición por lo bajó antes de caer en cuenta que Ruby se sigue aferrando a su cuerpo con la misma intensidad en que él lo esta haciendo también, su agarre pierde fuerza y es entonces cuando el adolescente voltea a verlo.

-Estoy feliz por ti -murmura sintiendo el corazón en un puño-, ¿estarás con él verdad? Me alegro que al fin...

Ruby no puede continuar cuando siente la lengua caliente de Steven en su boca, saboreando cada centímetro de ella con una posesividad que no ha conocido antes.

Las piernas le tiemblan y tiene que aferrarse con fuerza del mayor, quien no contento con ello los cerca todavía más y profundiza el beso mientras lo toma de la nuca.

El de ojos rojos no sabe cuanto tiempo ha pasado, lo único que sabe es que sus labios están empezando a doler y sus piernas quieren desplomarse en el suelo, y todavía así; no quiere que Steven lo deje ir.

Se había prometido no amarlo, dejarlo en libertad y sin embargo ahí estaba; aferrandose a él y deseando que aquello jamás terminara.

-No soy tan fuerte como pensé-Steven lo aleja lo suficiente como para encararlo-, te necesité y te herí, lo único que puedo darte es dolor y aún así no puedo dejarte ir.

El adolescente siente el peso de las palabras del mayor, porque es consciente de lo que aquello implica, lo que tanto había anhelado ahora estaba sucediendo: Steven lo quiere junto a él, no como un reemplazo; sino como un igual.

-Sólo te diré algo-el chico habla con una sonrisa coqueta sintiendo seguridad en si mismo, acerca a Steven hasta que sus labios casi se rozan-, tus besos son míos.

El mayor sonrió sabiendo de antemano que con aquel gesto Ruby lo aceptaba completamente, como siempre lo ha hecho.

«Por favor, no ames a nadie mas», piensa, antes de fundirse en un segundo beso que no terminará sino hasta muchas horas después.

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