IV: EL POZO DE AIRÓN

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Groud me mira impactado mientras me atraganto con la comida, pero como todo buen mayordomo, no cuestiona las acciones de su amo.
Realmente quiero comer decentemente, de veras, pero este cuerpo no ha probado bocado desde el incendio de hace tres días, además..
*ñam* ¡la comida esta deliciosa!.
Pero dejando eso de lado, hay algo que me ha estado molestando aun mas y es que desde hace tres días no me doy un baño, tengo el cuerpo pegajoso por el exceso de sudor que me provoco la fiebre pero no huelo mal, es una bendición.
Después de comer salí de la habitación y como sospechaba, el lugar donde me encuentro es la cabaña ubicada, al oeste, a una distancia considerable de la mansión, una acogedora casita hecha de madera, tiene cuatro habitaciones, una cocina y un almacén, le pertenece a la familia que se dedique a cuidar del enorme jardín Darol.
Los habitantes de esa cabaña son una pareja de esposos con sus dos hijos, una jovencita de …. Creo que 17 años y un niño de mi edad. Todos me tienen miedo, supongo que ya conocen el temperamento explosivo de Romina.
Bueno, yo solo quiero darme un baño, pregunte por algún lugar y la única respuesta que obtuve es ‘el pozo de agua’. Tengo que bañarme al aire libre, Romina jamás hubiera aceptado eso, pero a mi no se me hace tan mala idea.
La mujer y su hija me acompañaron, llegamos a un pozo de piedra bien construido pero enmohecido por el desuso, sin embargo lo mas sorprendente de todo es que el suelo pedregoso de su alrededor esta lleno de las rosas mas hermosas que te puedas imaginar, incluso mas hermosas que las del jardín Darol.
Como es posible, como un suelo tan infértil puede crear vida, no lo sé, pero tengo la sensación de que todo es causa de ese pozo.
Me acerque para mirar en su interior, es bastante profundo, no puedo ver el fondo…. Entonces una inexplicable sentimiento de atracción me invadió, el deseo de perderme en ese oscuro foso era cada vez mas fuerte, casi inevitable ….
Quiero saltar al abismo.
“¡ha!”
Sin previo aviso una mano toco mi hombro, solté un grito del susto, pero solo era la mujer de la cabaña. Se alejo rápidamente y mirando hacia el suelo dijo.
“mi.. mi… mi lady, n.. n.. no se i… in… incline tanto. Pu... pupuede … ca.. ca… caer al pozo”
Es la primera vez que le escucho hablar y al parecer tiene un problema de tartamudez, pero aun así se esfuerza por hablarme lo mas correctamente posible, además acaba de salvarme de cometer un locura. Volví la mirada hacia el pozo y un escalofrió recorrió mi cuerpo, estuve a punto de saltar al vacío …
“… Gracias”
Dije finalmente, retirándome hacia un pequeño banco que prepararon para comenzar con mi baño.
Sacaron suficiente agua del pozo y mientras la mujer vertía el liquido sobre mi, su hija se encargaba de fregar cada parte de mi cuerpo, extrañamente no siento vergüenza, supongo que es porque a la antigua Romina también la atendían de esta forma.
Una vez terminado el trabajo y con el sol casi ocultándose, nos dispusimos a regresar a la cabaña, lo ultimo que recuerdo de ese enigmático lugar es una inscripción grabada en una de las piedras, la cual decía…. Airón. 
A la mañana siguiente, el duque Wiftton se presento a recogerme y se sorprendió notablemente al verme vestida como un niño… ¿Qué esperaba? toda mis costosos vestidos se quemaron en el incendio, es una suerte que esta familia aceptara darme algunas prendas de su hijo. Claro exigí al duque que pagara por la ropa.
Caminamos por un buen tiempo sin decir ni una sola palabra hasta que pasamos frente a la mansión en ruinas, los recuerdos dolorosos de Romina me estrujaron el pecho e hicieron un nudo en mi garganta, increíble, creo que voy a llorar.
“Mi señorita, ¿esta bien?”
Pregunto Groud, el mayordomo, que caminaba unos pasos atrás de nosotros. Guarde silencio por un momento y luego con una sonrisa casi forzada conteste afirmativamente.
Estaba a punto de seguir el paso cuando.
Estruendos, gritos y gemidos se escucharon a lo lejos. El ruido proviene de los establos.
“¿Qué esta pasando?”
Pregunte mirando en la dirección del alboroto. Y el duque con una indiferencia que rozaba la frialdad, contesto.
“los soldados, están tratando a esa bestia”
Sus palabras me enfurecieron, esa bestia como él la llama, me salvo la vida cuando era pequeña.

MALDITA VILLANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora