Capítulo #12

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[Niña, deja de llorar]

Milena y Manuel se encontraban hablando por teléfono, y el no desaprovechó la oportunidad para contarle sobre lo ocurrido entre Carolina y David hace una semana.

—No respondió, solo comenzó a llorar —aclaró Manuel.

—Vaya, creí que él no era capaz de golpear a alguien —declaró la chica. 

—¿Me estas hablando a mi que he soportado sus abusos desde que tenía ocho? —aquella chica se disculpó. 

—Pero es extraño, creí que David la amaba demasiado —respondió.

—David es una caja de sorpresas, no sabes lo que tiene dentro —Manuel se levantó de la cama y camino hacia su teclado, lo tomó y regreso a su lugar.

—Puede ser, pero aun así, me parece muy extraño —puso a Milena en alta voz y dejo a un lado su celular, pensó por un momento y luego comenzó entonar una bella melodía. 

—Me gusta —elogió la chica. 

—Sé que estas mal, no quieres hablar. Niña deja ya de llorar, por aquel que ayer no te supo valorar —cantó suavemente. 

—Increíble, eres muy talentoso —volvió a halagar la chica. 

—Gracias, Mile. Buenas noches, nos vemos mañana en clases —escuchó un buenas noches de parte de Martínez y después el pitido indicando el fin de la llamada. 

Tomo su cuaderno de composición y comenzó a escribir, poco a poco el sueño llegó y comenzó a bostezar. 

—¿Cuánto tengo que esperar para que seas feliz y no llores? —susurró mientras cerraba los ojos. La cabeza le quedó apoyada en el hombro, su lapicero cayó al momento de que lo haya soltado y por fin, Manuel había regresado al mundo de los sueños.

Diez minutos después, Julián entró a la habitación dispuesto a ir a dormir, al ver a Manuel notó el desorden en su cama, el teclado, el celular y algunos libros amontonados. Negó para luego suspirar. Manuel nunca es ordenado.

La alarma sonó exageradamente fuerte, Manuel despertó en un susto, al darse cuenta que ya era de mañana rechistó. Y lo pero de todo, era demasiado temprano para su gusto.

—Siento que no dormí —murmuró. Iba a tomar su teléfono pero no lo encontraba, mucho menos el teclado y los libros que dejó en la cama una noche antes, comenzó a buscar cada cosa, tenia que meter los libros a su mochila y no encontraba su paradero. 

Se levantó de la cama y camino al rededor de la habitación, la cama de su hermano ya estaba tendida y por supuesto ya se había ido a la escuela. Comenzó a buscar todo, pero no lo encontraba. 

Busco bajo su cama, y en vez de eso encontró algo envuelto en una servilleta de papel.

—Ah, aquí dejé el sándwich de hace dos semanas —dijo, cuando abrió el contenido, acercó el alimento a su nariz y deseo morir en el momento en que el estupefacto olor le haya llegado a las fosas nasales —. Ya no sirve —expresó casi sin aire.

Elevó la vista y vio su mochila, la curiosidad le entró así que se acercó y la abrió.

Ahí se encontraban sus libros, el teclado y el cable y computador, tal parece que sí había ordenado la noche anterior, pues su teléfono se encontraba cargando. 

Como ya tenía todo listo tomo su toalla, uniforme y se adentró adentró la ducha 

Aquí estaré, cada día esperándote e imaginándome tus besos, pero los desperdicias con él. 

〘 [El Perdedor] Manuel Turizo〙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora