Venezuela.
Recordaba perfectamente su época precolombina y luego de esta: cómo fue el tiempo durante su unión a la Gran Colombia donde sólo fue tomado como un departamento más dentro de esta nación, mientras que, Granada, conocido ahora como "Colombia" tomó el puesto como Country o representación del territorio; aunque Quito, Panamá, Granada y él ocupasen la misma bandera que los hacía representaciones; dejando de lado, el hecho de que en el pasado también hiciese parte del virreinato de nueva granada junto con Quito y el Istmo de Panamá. Sobre este último, la situación lo había llevado a que una vez, luego de la independencia se uniese a la Gran Colombia, pues, aunque en los libros de historia no se contase, una grave herida de muerte causada por el imperio español había hecho que la decisión del Istmo de panamá fuese directa. No quería dejar a su gente sola.
Pero este es tema para ahondar en otro capítulo.
Tanto él, como representación de la Provincia de Venezuela o más cortamente como "caracas", luego sólo departamento de Venezuela, como su gobernante José Antonio Páez y persona de confianza de Bolívar, se encontraron en un conflicto, a ninguno de los dos les gustaba el gobierno centralista que se ubicaba en la capital de Nueva Granada que había decidido el libertador, más sin embargo ninguno objetó ante las ideas de este, porque lo respetaban.
Los años pasaron y poco más de una década se cumplió cuando el libertador murió, recordaba lo mucho que sufrió, o sufrieron, no sólo él sino que también Colombia y Ecuador, viéndolo postrado en una cama en la ciudad de Santa Marta, se enojó con Bolívar por ser humano, algo tonto, pero tenía sus razones, los humanos tenían una vida efímera, nacían, crecían, se reproducían y... Morían, y con su muerte, morían sus ideales, a veces, también seguían los ideales, pero con el paso del tiempo se torcían.Como su situación actual.
Luego de su muerte la inevitable separación de Venezuela de La Gran Colombia se dio, y, se sintió libre luego de una década, supuso, que de alguna forma, esa sí que era libertad, que buscaría lo mejor para su pueblo y su gente.
Nunca pensó que la situación terminara así.
Donde él observaba el terrible estado en el que estaba su país luego de la toma al poder de Maduro desde lejos, en una nación lejana, en un país alejado y desde la pantalla de un televisor.
Si tan sólo su propia gente no lo hubiera expulsado del lugar por buscar algo mejor...
Si tan solo... Ese gringo coño 'e su madre no se hubiera metido... Las cosas no estarían como ahora, como se situaban en ese instante.
Se encontraba en la habitación del hotel que ONU le había proporcionado por unos días.
Bueno, en realidad le había ofrecido quedarse allí un par de semanas, pero él sabía que lo mejor era no permanecer mucho tiempo en un mismo lugar, prefería variar en sus lugares de hospedaje, no sabía si era una especie de costumbre causada por el cambio de casas durante los últimos años.
O porque el hecho de estar de un lado para otro lo distraía de varios problemas, quizás algo más.
Suspiró dejándose caer en la cama, ignorando el dolor de su cuerpo.
-Debo dejar de caminar tanto...- Murmuró en voz alta en su habitación solitaria, cansado.
A su mente llegaron escenas imaginarias donde él estaba tranquilo y feliz en una de sus vacaciones por Maracaibo, tomándose un jugo helado mientras jugueteaba con las manos de piel rojiza de su asiático favorito, China, y este le brindaba suaves besitos por toda su cara. No puedo evitar sonreír, se veía tan bonito en su mente... Quería algo como eso, quizás ya, en ese mismo momento, quería escapar de esa infernal realidad.
Apretó sus manos en puños, sintiendo como las lágrimas inundaban sus ojos, se arrastró hasta la parte superior de la cama, envolviendo su cuerpo tembloroso en la sabana sin importarle que aún estaba vestido o que tenía los zapatos puestos.
Sabía que eso no sería posible, sabía que por mucho que lo anhelara, por mucho que lo deseara... Eso nunca sería realidad.
Su teléfono sonó con un timbre que conocía muy bien, una señal que le causaba escalofríos.
(...)
En el país eslavo más grande en extensión territorial, se hallaban dos countrys hablando en un bar, era de noche y el lugar estaba rebosante de alegría, bueno, menos la parte de los dos countrys que parecía estar rodeado de un aura deprimente la cual era soltada por el gigante asiático. China.
-No lo entiendo, estábamos bien y luego de pronto ya nada. -China lo miraba en busca de respuestas, quería saber la verdad. Rusia se pasó los dedos índice, medio y pulgar por el puente de la nariz, apretándolo suavemente.
-China, llevas más de 20 años con lo mismo: terminamos la reunión, hablamos sobre temas cotidianos, luego vamos a beber y siempre pasa lo mismo, tal vez se aburrió no lo sé. -Suspiró.
-Pero es que no lo entiendo.
-Yo no entiendo cómo es que cada que nos encontramos sacas el mismo tema. -Lo vio bajar la cabeza, tomar la botella de Vodka y beber directamente de la boquilla. Volvió a suspirar. -Mira, Venezuela no te dice el por qué, simplemente se alejó, claramente no quiere decirte por equis o ye motivos, tal vez busca que lo olvides.
-Imposible -negó serio-, lo amo y no sólo puedo dejarlo ir, así como así, debe... Debe haber algo, una razón.
-Sí, sí, claro, como tu digas. -Tomó el trago dentro del vaso y lo bajo en un ruido sordo.
- Eres terrible dando ánimos, o consejos... O cualquier cosa que tenga que ver con los sentimientos... -Informó China desanimado, sabía que el ruso no era bueno en esas cosas, pero era su amigo y por lo menos lo escuchaba. El alcohol comenzaba a marearlo. -Tampoco responde mis llamadas o mensajes, me evita cada que estamos cerca...
Rusia supo entonces, que era momento de dejar el bar, China estaba a puertas de embriagarse y, además, mañana tenían situaciones que atender.
-Momento de irnos. -Sentenció y le quitó la botella. Se levantó de la mesa y sacó de su billetera de cuero los billetes para pagar dejándolos sobre la mesa.
China suspiro pasando sus manos por su cabello, siguió a Rusia hasta la salida, tratando de no golpearse con nada. Al salir dejó de caminar y apoyó su espalda en la pared del lugar, dejándose caer hasta sentarse en el suelo.
Lo extrañaba, con un demonio que lo extrañaba, 20 años o 50 más, lo seguiría amando y creía estar seguro que Venezuela lo sabía, y China, estaba seguro, aunque ya no tanto, de que su pequeño Venecia lo amaba de la misma forma.
No lo entendía, y se lo repetía día y noche, quizás a todas horas, soltó una maldiciones en su idioma y exhalo pesadamente.
¿Había hecho algo mal? ¿Lo que decía Rusia podría ser verdad?
-¿Lo aburrí...? ¿Lo herí y no me di cuenta? -Se preguntó a sí mismo. Llevó una de sus manos a su rostro, cubriendo sus ojos que comenzaban a llenarse de lágrimas.
"Aquí vamos de nuevo". Pensó incómodo Rusia. Le hacía mal ver a China en ese estado, sabía que Venezuela no era mala persona y que debía tener sus razones, pero eso no arreglaba nada mientras no se las dijera a China. Ayudó al asiático a levantarse, pasó uno de los brazos de China por sobre su hombro para que lo usara de apoyo.
Escuchar sus sollozos ya era costumbre.
Una horrible y desgarradora costumbre.
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Reviviendo un sueño.
Random¿Qué pasara si intentamos cambiar las cosas? ¿Da igual si no estamos conformes con nuestro panorama? ¿Qué podrá lograr más...? ¿El amor o la obsesión? ¿La verdad o el poder? ¿El rencor o el deseo de hacer lo correcto? En un mundo tan corrompido, lid...