Capítulo 1: Oferta de tiempo limitado.

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Uno ve una clase de secundaria y piensa que todo transcurre tranquilamente, sin cosas llamativas. ¿Y saben que?, tienen razón, excepto para un día común y silvestre, en una escuela común y silvestre y un sujeto común y silvestre llamado Markus Pumbleton.

Llega un señor al aula de primer año y...

―Señor profesor, busco a Markus Pumbleton.

―¿Quién es usted?. ― Pregunta el profesor en tono altanero.

―De las presentaciones me encargo yo, ¿Hay algún Markus Pumbleton aquí?

―Pumbleton, lo buscan.

―Ya voy.

Pumbleton ya se estaba preguntando ¿Quién será? Ya que no es muy "popular". Lo curioso de McCloud es que tenía la edad de Markus (12 años en ese momento)

―Soy Markus Pumbleton.

―Gusto Markus, soy Bertrand McCloud de Tenbold-Tec.

―Lo escucho.

―Seré franco y muy breve, tengo una oferta, una ciudadanía en Minechstein y un trabajo en Tenbold-Tec.

―¿No le parece que soy o somos "pequeños" para esto?

―En Minechstein se puede. Lo que si lo complica es que para realizar los trámites debes emanciparte.

―No tengo pasta para los abogados.

―Tenbold-Tec se ocupa de todo.

―¿Por qué yo?

―Hay gente de Tenbold-Tec aquí, lo han observado y lo quieren en nuestra empresa.

―¿Cómo qué me observaron?, ¿Acaso me están espiando?. ― Markus se asustó, lo denotaban sus ojos color avellana.

―Hay un delegado de Tenbold-Tec, este se encarga de buscar buenas opciones y a su modo de ver, usted lo es. ¿Acepta o no?

―No lo se.

―No es muy complicado. De todos modos, ten mi tarjeta. Tienes 1 semana.

Markus regresa a su lugar.

―¿Quién era, Markus?―Pregunta Tim, el inseparable amigo de Markus―¿Viste que elegante es ese sujeto?

―Un tal Bertrand McCloud, quiere que trabaje para Tenbold-Tec, una empresa de Minechstein.

―¿Aceptarás?

―No lo sé Tim. ¿Cómo se lo digo a mi madre?

―No es necesario pensarlo tanto.

―¿Cómo? A ver explícate

―Tu madre y tu no se llevan precisamente bien. Solo es cuestión de tiempo hasta que empiece a insultarte, bla, bla y etcetera, etcetera.

―¿Y luego qué?

―Le dices que para ahorrarle a ella y ahorrarte a ti la molestia de soportarse mutuamente. Llamas al sujeto y fin del problema.

―No lo pensé así. ¿Y si hay una improbable paz?

―Conociendo a tu madre no es posible. Pero, en el improbable caso de que todo sea calmado, no te costará no ser perfecto, y a ella no le costará señalartelo.

―Bien.

―Te veré mañana.

Dinero, Poder, Traición y..... ¿Paraguas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora