Corriendo por todo el bosque estaba un hanyou de traje color rojo, cabello plateado y orejas perrunas encima de su cabeza. Sin mirar atrás corría para no morir en manos de ese ogro gigante con un solo ojo, no sabia como o en que momento pero siempre era perseguido por demonios para comercele. Llegando a un precipicio vio que no tenia escapatoria, los demonios no tardarían en alcanzarle, frunciendo el ceño y apretando sus pequeñas manos se vio obligado a esconderse.
Debajo de una gran roca estuvo en silencio, pego un brinco cuando un demonio gusano había estirado su gran ojo para poder encontrarle, viendo que no lo encontraba volteo su ojo y regreso, apretando sus pequeños colmillos, sus ojos furiosos se juro no dejar que ningún demonio o humano le hiciera menos. Saliendo de su escondite empezó a caminar sin rumbo figo, no tenia destino, un camino o alguien en que se preocupe por él, creció solo y se las arreglo para poder vivir, Su madre murió días después y su hermana había desaparecido, por mas que la busco y no la había encontrado por ningún lado, así que se resigno a encontrarla y seguir su camino.... de su padre no había sabido nada desde ese día, y sabia de ante mano que nadie le aceptaría.
— *pero nadie me querrá a su lado* — pensó mientras entraba más y más en el bosque. Llegando la mañana no había dormido, como siempre, pero no lo importo, cuando estaba por los bordes de una aldea una pelota se puso en su camino, con curiosidad tomo esa pelota en sus pequeñas manos con garras. Cuando escucho ruidos se acerco con la pelota en sus manos, saliendo de los arbustos salio en una aldea, había mucho niños jugando, los hombres estaban haciendo cosecha y las mujeres lavando la ropa u otra cosa del hogar. Con sus ojos vio la alegría en ese pueblo — *podría vivir aquí* — pensó con esperanza de ser aceptado sin ser juzgado.
Una niña pasaba cerca y cuando lo vio se hecho a correr para alarmar a los aldeanos, inuyasha no se dio cuenta de la niña porque seguía en sus pensamientos, dando pasos lentos entro a la aldea, los aldeanos estaban concentrados en hacer su trabajo que no se dio cuenta de la presencia del pequeño albino. Inuyasha iba a sonreír pensando que se iba a quedar ahí pero su sonrisa se esfumo cuando escucho el grito de los niños en su espalda, eso alarmo a todos. Inuyasha se quedo aterrado cuando todos los hombre salían de sus casas con palos y arcos, las mujeres tenían a sus niños en sus brazos ocultándolo de él, como si él tuviera una enfermedad o algo peor, soltando la pequeña pelota empezó a correr no sin antes sentir como los niños aventaban piedras en dirección a él, una le llego a su tobillo haciéndole cojear, pero salio de esa aldea antes de que le maten.
— *ser híbrido es una maldición* — pensó mientras contenía sus tristes lagrimas, no tenia papá, no tenia una mamá al que recurrir o estar abrigado, sentirse protegido de los humanos o demonios, no... él no tenia nada por ser un simple híbrido — *ya no pienso confiar en nadie más* — pensó mientras seguía con sus torpes pasos hasta sentarse en el torso de un tronco, poniendo sus rodillas en su pecho los abrazo mirando el suelo. El día se iba llegando la noche, y para su mala suerte era luna nueva — *si muero esta noche, muero* — pensó ocultando su rostro en sus brazos que seguían abrazados a sus pies.
A lo lejos estaba una niña casi de su misma edad, tenia el cabello plateado hasta los hombros, orejas puntiagudas y ojos color ámbar, tenia una marca en cada lado de su mejilla y una media luna en su frente que era tapado por su flequillo recto, sus manos también tenían marcas, sus pequeñas garras sobresalían de sus dedos. Caminando bajo las sombras de los árboles caminaba sin rumbo, no tenia a nadie y no sabia que era, no sabia si era dayoukai o una híbrida, en la mañana tendrá un aspecto distinto. Mirando las marcas en sus manos sabia que no era humana, ni un demonio completo o una híbrida común. Mirando al cielo vio que no estaba la hermosa luna que adornada ese triste cielo azul marino.
— *pasaron muchos años y no se ni que soy* — pensó. Caminando espero a que la mañana llegara odiándose a si misma por ser lo que es y no saber que es verdaderamente. A estado sola durante muchos años, vagando en un mundo extraño y peligroso, para ella no era difícil esconderse de los demonios de rango bajo — *¿porque mi madre me abandono?* — no pudo evitar preguntarse, ¿sera que la abandono a su suerte por ser híbrida y demonio al mismo tiempo? ¿por ser una rareza de demonio? ¿era demonio puro?, no... no lo era, mirando al frente decidió seguir, no podía confiar en nadie, ni en los demonios, ni en los híbridos y mucho menos en los humanos... ella no era humana, no es híbrida y tampoco un dayoukai, no sabe ni que es, pero eso ya no tendría que ser importante para ella — *me acostumbrare a este mundo* — el viento movía sus cabellos plateados en tono oscuro al igual que sus prendas, su ahori blanco con rojo y nu-bakama blanco puro sostenido por un hikogoshi.
Despertando de su largo sueño vio a su alrededor el resplandor del sol iluminando todo, se sorprendió de estar vivo, pensó que iba a morir en la noche estando él indefenso. Levantándose vio a su alrededor, ya tenia sus garras y orejas de perro encima de su cabeza indicando que no es demonio ni humano. Con la brisa en su rostro infantil decidió seguir, pero esta vez a seguir con vida, ya no se iba a rendir, ya no se iba a deprimir más, si los humanos y demonios no lo aceptaban era problemas de ellos, no de él, si fuera por él que mueran con los años.
— *los humanos ya no es asunto mio, me convertiré en alguien fuerte, ya sea para defenderme a mi mismo, no dependerá de nadie* porque nadie me quiere a su lado — dijo apretando sus manos. Dando un pequeño salto empezó a correr, a correr para encontrar su fuerza y no su debilidad.
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el rito del dayoukai
Romancesesshomaru, rin, inuyasha y kikyo se verán obligados a sobrevivir por su cuenta por un ritual que se a vivido años y años en la familia inu, serán a puesto en prueba para ver quien es más fuerte, él demonio más fuerte se queda con la hembra que el q...