Capítulo 3

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Las pisadas de Vero eran apresuradas a medida que buscaba la dirección que ardía en el papelito de su mano; no quería estar ahí

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Las pisadas de Vero eran apresuradas a medida que buscaba la dirección que ardía en el papelito de su mano; no quería estar ahí. Por más que sus flores se hubieran disgustado con ella, no le parecía justo que la hicieran actuar pisando sus posibles sentimientos, así que su acción era de obligación para no perder el favor de las flores y no porque realmente estuviera arrepentida de sabotear el pedido de Henry.

Cuando encontró la calle indicada encontró un vecindario colorido y de edificios de apartamentos demasiado unidos entre sí pero lo bastante distintos en altura y forma como para ser parte un único conjunto. Se detuvo unos metros atrás del edificio correcto y se escondió lo más sutil que pudo tras un árbol pues Henry ya estaba allí en el portal sosteniendo las flores y esperando una respuesta a su llamado al timbre.

El reloj marcaba las seis y cinco de la tarde.

La imagen de Henry con los hombros caídos y estrujando su ramo en las manos desmotivaron a Vero; era evidente que la persona que fuera a abrir esa puerta era muy importante para él.

—Solo haz lo correcto —se dijo en un susurro, convencida de que si al menos se escuchaba a sí misma diciéndolo, su corazón lo creería—. Le prometes un ramo más enorme que haga que esa mujer chille de emoción y lo perdone. Solo hazlo.

Vero tomó aire y salió de detrás del árbol para cruzar en diagonal hasta Henry. Apuró el paso porque sabía que el tiempo era poco pero se detuvo en seco al ver que abrieron el portón principal, dándole paso a él. Sin dar ni medio segundo de duda Henry entró y la puerta se cerró, dejando a Vero sola en la calle preguntándose cuál sería el apartamento de la amada solo por si se decidía a seguir el plan D de demente y entrar a como diera lugar para arrebatarle las flores.

Obviamente no se decidió.

No podía solo correr como desquiciada por las escaleras gritando "¡Henry, devuélveme mis flores!", su vida no era una serie animada y solo en esas series ser así de impulsiva y dramática resultaba bien.

Apoyó el hombro en el mismo árbol que la había resguardado para ver si Henry salía; funcionara o no la reconciliación de Henry, ella debía hacer las paces con su florería así que solo pudo pensar en el plan E: esperar por él y sin importar cómo hubiera salido su visita, prometerle un arreglo floral más costoso con el destinatario que él quisiera. Incluso llegó a pensar que si la vida le quería hacer una broma pesada, ella podría hacer los arreglos del día de la boda de Henry.

Esperaba que sus flores vieran ese acto de buena voluntad como redención suficiente.

Vero miró a su alrededor buscando un lugar para sentarse porque era de asumir que la visita tardaría; dio con unas escaleras anchas que daban a otro portal de uno de los edificios y caminó hasta allí. Solo tuvo que sentarse quince minutos y el portal de la amada se abrió, de él salió Henry con gesto inescrutable. ¿Estaba enojado o triste? Las flores ya no iban en sus manos pero Vero se levantó pronto para alcanzarlo y rezar porque él aceptara su ramo costoso gratis.

Las flores de Vero •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora