2

5.3K 678 85
                                    

[ 🍰 ]

Era otra mañana tranquila camino al instituto, una hermosa sonrisa brillaba en sus labios y un gran suéter rosado tragaba su pequeño cuerpo, obteniendo miradas de varios alumnos, quienes a veces le saludaban con una sonrisa amable u otras decían a...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era otra mañana tranquila camino al instituto, una hermosa sonrisa brillaba en sus labios y un gran suéter rosado tragaba su pequeño cuerpo, obteniendo miradas de varios alumnos, quienes a veces le saludaban con una sonrisa amable u otras decían algo bastante salido de lugar, provocando que el pequeño omega se enfadase pero no lo demostrase, solo se mantenía sonriente, aceptando todo lo que le dijesen, tal como su madre le decía que hiciese.

No podía opinar, no podía encarar a un alfa, no podía defenderse solo tenía que callar y suprimir el enfado aferrándose a las correas de su mochila. La cabeza siempre abajo, la mirada fija en el suelo, después de todo, que un alfa le prestase atención era una gran señal según su progenitora, significaba que había algo lo suficientemente bueno en él que lograba captar la atención de algún alfa y estaría cada vez más cerca de cumplir con su deber, encontrar a alguien, formar una familia, cuidar del hogar, incluso si desease algo más.

Continuó caminando hasta llegar a su casillero, donde guardó su libro de matemáticas y procedió a sacar el de historia, metiéndolo dentro de su mochila, deteniendo sus acciones al momento de sentir aquel suave olor a tierra inundando sus fosas nasales, provocando un cosquilleo en su piel y un suave reaccionar en su omega. Volteo su cuerpo a un lado para encontrarse con la dulce y agradable presencia de su pelirrojo amigo.

—Buenos días Felix-hyung –lo saludó sonriente el menor, cautivando al contrario con su ternura, su sonrisa siempre era tan brillante y cálida que hasta el mismísimo sol sentiría envidia.

Hoy aquel joven vestía sobre la camisa del uniforme un lindo suéter azul pasteloso, el color le quedaba de maravilla.

Todo en aquel chico era tan hermoso y cautivador. Desde su cabello esponjoso hasta sus ojos los cuales se cerraban en preciosas medialunas cuando sonreía y dos pequeños y adorables hoyuelos se dibujaban en sus mejillas.

—Buenos días Jeongin, ese suéter te queda muy bien –correspondió el saludo, agregando junto a este un pequeño halago, obteniendo una suave risa de parte del contrario, su día parecía iluminarse al escucharlo.

Su risa era como una dulce melodía de la cual se volvía un gran fanático y jamás se cansaría de escucharla. Podía ser suave o escandalosa y sin importar qué, siempre seria demasiado hermosa y atrayente como todo en él.

—Tu también te ves muy bien hyung –tomó su rostro con cuidado, acariciando sus mejillas mientras sus miradas chocaban, ah, el corazón de Felix comenzaba a alterarse y su lobo parecia reaccionar, dando pequeños brincos de emocion dentro suyo–. Tan lindo~ –canturreo antes de soltarlo, dejando al mayor como un manojo de nervios.

Y luego de un pequeño silencio donde Felix buscó calmar a su alterado corazón, continuaron su pequeña pero animada charla hasta que el timbre resonó por los pasillos y cada uno tuvo que marchar a su respectiva clase, despidiéndose con un leve abrazo que provocó que el corazón del omega volviera a latir rápidamente, deseando no separarse jamás de los brazos de aquel dulce chico, queriendo permanecer por siempre en la calidez y seguridad que estos le brindaban, lástima que tenía que soltarlo ahora si no quería llegar tarde y ser regañado por su profesora de historia.

Al llegar al salón, se sentó en su respectivo lugar y saludó a su compañero de al lado, también conocido como su mejor amigo desde que inicio la secundaria, Han Jisung, un beta bastante animado y lleno de energía, que lograba sacarle constantes risas y sonrisas.

Ah, a veces le gustaría tanto ser un beta. Ellos la tenían mas fácil, su madre jamás llegaba a imponer como debía ser un beta y eso sonaba grandioso, poder ser lo que quieras sin ninguna limitación, lograr lo que deseas sin que alguien te lo impida, no tener que cumplir con un papel impuesto por tu posición.

Sacudió su cabeza y aparto rápido aquel pensamiento, no era correcto desear algo, era un omega, no llegaría a ser algo. Debía dejar de fantasear.

—¿Todo bien Lixie? –preguntó un tanto preocupado el azabache, tomando la mano del pecoso quien asintió con la cabeza.

—Todo esta bien, así que no te preocupes Hannie –le sonrió y dos minutos después la profesora ingresó, soltaron su suave agarre y todos los alumnos guardaron silencio, deteniendo las diversas charlas que había en cada rincón, la clase dando inicio, siendo otro día como cualquier otro en su tranquila vida.

—Todo esta bien, así que no te preocupes Hannie –le sonrió y dos minutos después la profesora ingresó, soltaron su suave agarre y todos los alumnos guardaron silencio, deteniendo las diversas charlas que había en cada rincón, la clase dando inicio...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pastel Boy || JeonglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora