Era de noche.
Se escuchaba el viento menear suavemente las hojas de los árboles, uno que otro croar de una o dos ranas en el bosque, una chica se encontraba asomada con los ojos cerrados en una de las ventanas de la cabaña del misterio, apreciando el agradable olor a naranjos en flor y pinos que llegaba a su nariz. El viento frío choca contra su cara haciendo que su larga cabellera castaño claro se alborotara un poco, ella sonríe y abre por fin los ojos cuando escucha llamar su nombre.
─Oh vamos, Dip ¿En serio me vas a decir que no disfrutas tener este ambiente todos los días? -dice mientras se voltea y mira divertida al castaño que sonríe y niega con la cabeza por la actitud de su compañera.
─Sabes que en cierta parte sí lo hago. -habló haciendo una ademán con la mano, intentando quitarle importancia- Stan ya preparó la cena. -comenta apoyándose del marco de la puerta.
─Ya tienes 19, y esto hace que me pregunte, ¿Por qué todavía te hacen la comida? ¿Qué aún no aprendes a hacer eso, oh gran niño prodigio? -opina ella entre unas pequeñas risas que escapaban de su boca. Dipper abre ligeramente su boca y pone su mano en el pecho haciendo, evidentemente, un fingido drama acompañado de una extravagante pose de indignación.
─Dime, Nova ¿Acaso estás insinuando que no puedo hacer la simple tarea de cocinar alimentos?
─No lo sé, -dice y se acerca a él hasta tener unos 15 centímetros de distancia entre sí, teniendo que doblar un poco el cuello hacia arriba para poder mirarlo a los ojos- usted dígame, joven.
Dipper comenzó a carcajear, uniéndosele la chica a los pocos segundos; si bien nada de lo que habían dicho daba risa, a ellos le parecía de lo más gracioso. Al poco rato Mabel apareció por la puerta, interrumpiendo las risas de la pareja.
─Uich, mejor me voy, ¡Los dejo solos tortolitos! -dijo alargando exageradamente la segunda "o" de la palabra tortolitos, haciendo que las caras ambos se sonrojaran un poco.
─No, tu no te vas, -dijo la muchacha, agarrando el brazo de Mabel y jalándola hacia ella, empezando a dar graciosos tirones entre sí, hasta que ella la soltó- anda dime ¿a qué venías?
─Mandé a Dipper a por ti, Konstantinova Adams. La cena ya está lista y se enfría ¿Qué ya no lo sabías?. -dijo alargando la última "a" mientras hacía una extraña y divertida pose, como si todo este tiempo la razón hubiera sido más que obvia.
─ Si si, ya vamos. -mencionó Dipper con un ligero fastidio en su voz, Mabel había dañado su primer y pequeño momento a solas desde que habían llegado a ese apartado lado de Oregón, y ella estaba consiente de eso.
Mabel toma a Nova del brazo y la jala afuera de la habitación, siendo seguidas de Dipper. Bajan las escaleras y se topan con el tío de los gemelos esperándoles junto al barandal, miró a Dipper e hizo un movimiento de arriba a abajo con las cejas haciendo que este soltara un pequeño bufido y rodara los ojos. Ya todos en la mesa, empezaron a cenar y hablar entre ellos, las risas no faltaban y el ambiente era bastante agradable. Hasta que empezó.
Una pequeña alarma que se encontraba en el reloj de mano de Ford empezó a sonar como loca despertando la inquietud en todos los presentes, ella no entendía así que buscó con la mirada los ojos de Dipper, el no se dio cuenta, simplemente se levantó exaltado junto a los dos tíos, dijo silenciosamente unas palabra que la muchacha no logró oír y los tres antes mencionados salieron corriendo hacia el sótano, dejando a Mabel y Nova solas.
─ Mabel ¿Qué está sucediendo? -dijo ella mientras terminaba el sándwich que estaba en su plato, ni aunque fuera el fin del mundo ella dejaría su comida a medio terminar.
─Volvió... o al menos eso parece. -mencionó ella mirando al techo, cuando dirige sus ojos a su compañera nota la confusión, y como no tenerla, apenas llegaba a Gravity Falls y no sabía nada de lo que había sucedido anteriormente en esa cabaña- Ay Nova, creo que es momento de que te aclare algunas cosas.
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ᴇʟʏꜱɪᴜᴍ || Bill Cipher
FanficFecha de publicación: 12 de diciembre del 2020 --------------------------------------------------------------- Todo era irreal, parecía un cuento de hadas, definitivamente no querías que acabara. El te amaba, tú lo amabas. Todo era perfecto. Hasta q...