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• VOLVÁMONOS A VER •

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• VOLVÁMONOS A VER •



¿Saben los límites que pueden romper dos almas en apuros?



Los tejados de edificios bajos y altos terminaron siendo reemplazados por frondosas copas de árboles altos y sin un final fijo. El sonido de los pasos apresurados de cierto peli rosa resuena pro todo el lugar; bajo él truenan ramas y hojas secas mientras en su rostro hay una sonrisa que llega de canto a canto. En sus brazos se le puede ver a una criatura delicada, probablemente si algún humano normal los viese creería que son dos jóvenes enamorados haciendo estupideces cuando deberían estar en la preparatoria, pero ese no era su caso y en donde se equivocaban los humanos. Ese era un monstruo sanguinario cargando a su posesión más preciada mientras se dirigían hacia quien sabe donde.

La suave mejilla de la fémina estaba recostada al pecho de él disfrutando de la cercanía y calidez que podían brindarse al simplemente encontrarse en esta situación. Aún cuando te encontrabas de ojos cerrados podías recordar cosas de tu pasada vida donde la presencia de Ryomen era aún más intimidante que ahora, sin embargo, y de igual manera le seguía pareciendo atrayente aunque ahora lucia como un jovencito.

— Llegamos — Habló bajo cerca de tu oído.

Entreabriste tus ojos poco a poco hasta que tus párpados no chocasen. Lentamente alejaste tu rostro de su pecho mientras él se disponía a bajarte hasta que el sonido de tus zapatos contra el suelo llegasen a sus oídos. Volteaste a ver el lugar, de derecha a izquierda, notando únicamente troncos y más troncos, regresaste la mirada hacia el rey de las maldiciones pudiendo ver cómo mantenía sus brazos de uñas afiladas dentro de los bolsillos del pantalón oscuro mientras te observaba con el mentón levemente alzado siempre manteniendo su grandeza ante todos.

— ¿Qué hacemos aquí, Sukuna-Sama? — Interrogaste inconclusa.

— Aquí no percibo a ningún hechicero, estamos fuera de sus rangos, eso nos debería de dar algo de privacidad, ¿No crees? — replicó reído, casi como si lo que dijese fuese hecho con otra intención. Sukuna se permitió divagar sus ojos por tu cuerpo de arriba hacia abajo antes de volver a verte directo a tus orbes, — ¿Sigues conservando el mismo nombre de ___________? — asentiste apresuradamente, — ¡Ah! Eso es increíble, me sorprende que en el transcurso no hayas llegado al cuerpo de una humana con nombre distinto.

— Yo también opino igual — Susurraste pasando un mechón de cabello tras tu oreja, — ¿Y usted? ¿Por qué lleva esa apariencia ahora? — Tu pregunta lo dejó pensando por unos segundos hasta que sonrió y procedió a acercarse a ti lo suficiente como para que él tuviese que cernirse sobre ti para hacer contacto visual.

— Este no es mi cuerpo sino el de un mocoso humano — Tus ojos se abrieron de golpe, — Ingirió uno de mis dedos y ahora lo utilizan como contenedor para retenerme, pero los de tu raza son tan estúpidos — Una sonrisa maliciosa se formó en su rostro a la vez que alzó su brazo y lo enrolló en tu cintura apegándote a él, — ellos creen que cuando yo tenga mis veinte dedos no podré tomar control sobre el mocoso, algo que me parece realmente desagradable; el hecho de que me menosprecien me hace querer destrozarlos a todos.

𝐏𝐫𝐨𝐩𝐢𝐞𝐝𝐚𝐝 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚. [ꜱᴜᴋᴜɴᴀ ʀʏᴏᴍᴇɴ x ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀ] [ᴊᴜᴊᴜᴛꜱᴜ ᴋᴀɪꜱᴇɴ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora