𝐏𝐫𝐨𝐩𝐢𝐞𝐝𝐚𝐝 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚. [ꜱᴜᴋᴜɴᴀ ʀʏᴏᴍᴇɴ x ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀ] [ᴊᴜᴊᴜᴛꜱᴜ ᴋᴀɪꜱᴇɴ]

☾02

• LLEGADA A TOKIO •

— ¿Ahora entiendes del por qué debemos mantener los dedos de Sukuna bajo seguro y asegurarnos de que Itadori lo aprisione hasta ser ejecutado? — La severidad de la tosca voz de Masamichi hacía que los demás presentes hicieran un silencio penumbral.

— No creo que eso sea posible — Habló Nanami, — Sin embargo, hay muchas cosas en las que creo que no son posibles y terminan siéndolo. Nos dijeron que teníamos que hacernos cargo del recipiente de Sukuna y ahora nos está pidiendo rastrear a una mujer, ¿Qué sigue, director? ¿Conseguirle una familia a Satoru?

— ¡Nanamin, no descargues tu ira en mí! — Exclamó el albino actuando un dolor fingido aunque eso último le había causado mucha gracia.

— ¿Dónde se supone que la encontraremos? ¿Alguna pista de cómo luce? — Volvió a hablar el hombre que hace mucho fue oficinista intentando hacer oídos sordos al molesto sobrenombre por el que había sido llamado.

— No, no hay nada acerca de ella. En los pergaminos antiguos que tenemos sobre la era en donde Sukuna reinó por encima de los humanos sólo le hacen mención como la traidora de la humanidad o "Duquesa Maldita". Ni la describen ni muestran información personal, solo se sabe que se quedó al lado de las maldiciones. — Informó serio el director de la academia. — Lo único importante es el ritual que Sukuna llevó a cabo para ella antes de morir y lo que me ha hecho convocarlos a todos ustedes. Los Altos mandos ya hablaron y quieren el cuerpo de aquella mujer muerta antes de que pueda recordar su pasado y volverse un problema para nosotros.

— En pocas palabras, nos estás pidiendo buscar a una chica que probablemente no sepa sobre ese horrendo pasado y asesinarla para evitar que la humanidad vuelve a perecer, ¿No? — Dice Gojou, moviendo su mano de un lado al otro mientras explica.

La atención de los demás recae nuevamente sobre el director Masamichi.

— En efecto, es lo que les estoy ordenando. Salgan y busquen a esa humana antes de que vuelva a reencontrarse con Sukuna.

— ¡Sí! — Exclamaron todos al unísono aceptando la petición de su superior.

Todos aquellos que en algún momento fueron estudiantes en el lugar abandonaron la oficina del director largándose pronto para continuar con sus rutinarias diarias. El tema de la supuesta mujer que estaba con la maldición no era su prioridad en estos instantes; sin embargo, habían dos que sí habían permanecido quietos frente a las puertas del lugar sin verse, simplemente demostrando un desinterés que confundía las verdaderas intenciones.

— ¿Le dirás a Itadori? — Interrogó Kento acomodando sus lentes de apariencia futurista fijando su atención en la copa de frondoso un árbol.