𝐏𝐫𝐨𝐩𝐢𝐞𝐝𝐚𝐝 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚. [ꜱᴜᴋᴜɴᴀ ʀʏᴏᴍᴇɴ x ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀ] [ᴊᴜᴊᴜᴛꜱᴜ ᴋᴀɪꜱᴇɴ]

☾08

• TANTEANDO EL TERRENO •

— Sigue sorprendiéndome el hecho de cómo puede tu alma ser retenida por completo dentro de este jovencito. 

Un gruñido que se percibe como un notorio desagrado en el desalmado ente inhumano hace que sonrías de lado encantada, — Cierra la boca, humana, no te he dado el permiso de dar tus pensamientos a conocer. — Escupe Sukuna antes de dejar caer la cabeza hacia un lado sin apartar sus rubíes intensos de ti. — Preocúpate en memorizar lo que acabo de decirte.

— Tengo cada punto importante memorizado en mi mente, prometí no defraudarte nunca.

Tus palabras a pesar de ser dichas en un tributo de lealtad que venía perdurando desde hace miles de años lograron que el rey bufase abatido y frunciese su ceño aburrido. No encontraba el momento de volver a retomar su poder por completo, quería encarar a tantos hechiceros y reírse a carcajadas como tanto le gusta cuando tuviese sus cabezas rodando bajo sus pies. No soportaba seguir cargando con un cuerpo tan estúpidamente blandengue como el del asqueroso mocoso; quería de vuelta sus brazos faltantes y su singular fuerza sobrenatural.

— Preocúpate por persuadir tan bien como solías hacerlo, después de todo, esa es tu especialidad. Cumple tus asignaciones al pie de la letra y no cometas errores estúpidos. Tú sabes perfectamente que odio a las personas inútiles.

— Lo sé, y tú sabes que yo jamás falto a mis obligaciones.

— Como sea. Dejo en tus manos la primera parte de este plan, de tus acciones dependerá nuestro futuro. No me decepciones, _________.

( • • •)

— Onēsan, ¿Sabes dónde están mis lentes?

El olor a café recién hecho que se esparce por todo el apartamento se ve acompañado por el olor a huevos friéndose. La voz de la adolescente ligada por vínculos sanguíneos a la forma humana de la duquesa hacen que esta se de la vuelta en busca de la menor mostrando una apariencia tan hogareña y dulce que sí alguien pudiese ver su alma pensaría lo totalmente opuesto.