5 días para que su querida hija MoonYoung se fuera a estudiar fuera de Corea.
Cada día que pasaba, los recuerdos invadían sus 4 paredes y su hija no paraba de preguntar cosas respecto a su infancia.
Y con solo esos días, se dieron cuenta de la felic...
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MoonYoung
Había llegado el día y mamá Soo ya estaba de un lado al otro asegurándose de que todo estuviera listo y arreglado, mientras que Lily intentaba hacer que se calmara.
Los demás estaban desayunando y por más que el día de ayer se mostraron emocionados, se veía que estaban tristes.
— ¿Hicieron un acuerdo para hacerme sentir culpable? Por favor no estén así. — Recibí pequeñas sonrisas por parte de todos.
—No es eso cariño, escuchar a JiSoo desde las seis de la mañana no es emocionante para nosotros. — Es increíble cómo es que tienen la capacidad de transformar las cosas con solo decir algo y mi tío JungKook se lleva el premio. —Come con nosotros, debes irte bien. —
Acomodó la silla a su lado para poder sentarme y así hice.
— ¿Cómo te sientes? — Preguntó Rosie.
—Supongo que no sentiré nervios hasta que me vaya, por ahora estoy bien.
— ¿Segura?
—Conozco ese truco, no funcionará. — La rubia mostró un pequeño puchero y sonreí.
Una vez que todos terminamos de comer, cada quien se fue a arreglar.
Y mientras eso pasaba, tanto JiSoo como Lisa, no paraban de mirarme.
Decir algo en ese momento sería demasiado pronto y la verdad, yo no quería llorar tan temprano, al menos no en ese momento.
Tampoco sería capaz de expresar todo lo que sentía, era demasiado para tan poco tiempo y ahora es que lo voy asimilando. No podía negar que las fuera a extrañar, que extrañara cosas que probablemente eran nulas o el simple hecho de saber que estaré en este lugar.
La vida que ellas me dieron es mejor de lo que pude haber pensado y que ni en otras vidas sería capaza de agradecer, pero si se existiera algo que pudiera recompensar todo eso, lo haría sin dudar.
Y es que cada persona que conforma esta pequeña familia, me enseñó algo, además de que cada uno tenía algo que le hacía destacar, haciendo que se volviera especial ante mis ojos.
Espero que eso lo recuerden.
— ¿Ya estás lista? — Dijo Chu mientras sonreía y asentí.
Ya era hora.
Los demás ya estaban abajo esperando.
—Dios mío, esta es la sensación más rara que pude sentir. — Y no era mentira, eso parecía la llegada de la quinceañera, ya era suficiente con haberlo sentido una vez.
