Capitulo 11

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¡Gua, Gua, Gua!

Cuando escucho el ladrido del perro, la cortesana Hwa estaba harta.

"¡Alguien haga algo! ¡Por favor, vaya alguien a amordazar a ese perro! ¡Rápido!"

Las sirvientas no podían salir a cumplir sus ordenes, solo mirando la sitacion era imposible para ellas hacerlo.

Tdoos sabian que seria dificil soportar las consecuencias incluso despues de la muerte si trataban de esa manera el regalo del emperador.

Sin embargo, era dificil escuchar el hecho de que la cortesana Hwa estaba disgustada con los perros.

"Mi señora. Soportelo. No solo han pasado un dia o dos, si sigue prestandoles atencion a eso, incluso si quiere alejarlos no es posible. Por favor, aceptelo...."

"¡Cierra la boca!"

El sonido de su voz se esucho en todo el castllo, creando una sombra en las cejas de Yipa, la jefa de las sirvientas (Lee pa) asignadas al palacio de la cortesana.

La edad de Yipa era el doble que la de la cortesana Hwa. Era imposible comparar la vida de una criada con la vida de una mujer normal, pero Yipa penso que para una mujer, vivir en el palacio no sería muy diferente. Ha habido momentos en que la reverencia es mejor que la determinación. Hubo momentos en que la oscuridad se usaba mas como medicina que la sabiduria.

Asi tambien Hubo ocasiones en las que el palacio era sinonimo de desastre.

Sin embargo, solo había una cosa que las mujeres del palacio sabian. La forma de sobrevivir durante mucho tiempo en un lugar donde no se sabia lo que iba a pasar, no fue eligiendo bien su lado, ni luchando en las filas. Era cerrar bien la boca.

No viendo lo que veia, no escuchando lo que oia y lo que no debía oir. Fue la primera y ultima habilidad que necesito para sobrevivir en el palacio.

En ese sentido, Yipa penso que la cortesana Hwa encajaba bien con sus sentimientos de vergüenza.

Hwabi no se arrepintió de codiciar lo que no podía tener. Después de servir a la cortesana durante casi cinco años, Yipa nunca había oído hablar de lo que pensaba la cortesana sobre el emperador. Entendió que el emperador no tenía ningún significado para ella.

Entonces, incluso en Yukwon, que es el lugar donde el palacio Taewoong es más agitado, el palacio de la mujer pudo dar un paso atrás en las batallas con el Harem. Desde que el emperador decidió echar a las concubinas de su cama, últimamente no ha habido producción de otro príncipe, y mientras tanto, el príncipe heredero termina por crecer con seguridad. Lo que estaba haciendo Hwa era esperar con la boca cerrada como ahora.

Pero recientemente, Hwabi había cambiado.

Desde el día en que el emperador envió al perro, cambió como si fuera otra persona y no pudiera esperar un momento más.

Simplemente no le gustaban los perros.

El emperador le envió a través de un perro feroz, una amenaza táctica que la obligaba a callar y vivir tranquilamente.

La consorte Hwa solo estaba tratando de despejar su camino hacia el puesto de Emperatriz. Sin embargo, el emperador simplemente hizo saber que ese camino no estaba en ninguna parte cuando él prefirió a ese invitado.

Era la humillación provocada por la derrota lo que molestaba a la mujer cada vez que escuchaba el sonido del perro.

Hwa, quien pensó que era buena esperando, en realidad dejó de esperar en algún momento. Ella se equivocó creyendo que ya era la Emperatriz.

el genio y el emperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora