capitulo 5

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Yeo Heun abrió los ojos después de cuatro días de estar inconsciente. La brisa fresca que entraba en la habitación secaba el sudor que escurría por su frente. El aire lleno de la presencia de hierbas medicinales se consideró fresco por la ausencia de polvo como lo era el del campo laboral.

El tiempo en que permaneció inconsciente fue lavado sin saberlo, deshaciéndose de toda suciedad de su cuerpo. Sobre todo, su cuerpo ahora se sentía más ligero, libre de gran parte del dolor que había ido cargando.

¿Era esto el bardo?

Los ojos de heun permanecieron fijos en la cortina roja que cubría el techo. Era un color magnífico y pesado. Quizás como el que le gustaba usar en su vida pasada. El Bardo, quien vino a él, pensaría que era un palacio.

Al estar despierto, heun intentó levantarse de la cama haciendo un ligero sonido. El ruido pronto despertó a todos. El mozo que lo cuidaba abrió sus ojos afanosamente e hizo contacto visual con heun, su rostro somnoliento se sorprendió enormemente y salió corriendo de la habitación para avisar a los demás.

"....."

Yeo heun mantuvo su boca cerrada.

Esto no era bardo.

Todavía estaba vivo.

Mirando los paños húmedos y la inmensa cantidad de hierbas medicinales esparcidos por su cuerpo de manera abundante, parecía que alguien había sido muy insistente en salvarlo.

Incluso si no le decían quién era el responsable, era tan predecible que Heun no necesitaba preguntar. No había nadie que quisiera o pudiera hacer esto a parte del emperador.

¿Por qué?

¿Acaso él no lo había olvidado todo?

Se movió sobre la manta y bajo la cama con algo de esfuerzo. Su tobillo aún estaba hinchado pero no tanto como antes.

Yeo Heun piso el suelo de piedra suave y frío con los pies descalzos. El frío se sentía como agujas que atraviesan la planta de su pie. Este pequeño dolor agudo le sirvió para despejar su mente.

Él había decidido dejar todo su odio atrás.

No odiaba al emperador así como tampoco a su hermano.

En ese momento hubo un pequeño alboroto fuera de la puerta. Al mismo tiempo en que giro su cabeza para ver el motivo del alboroto, su mirada hizo contacto con la de Jaryung quien acababa de entrar en la habitación.

Las criadas se inclinaron sin saber qué hacer ante su presencia repentina. El que más parecía sorprendido fue él mismo Jaryung. Una señal de asombro indicaba que no esperaba verlo despierto.

"De alguna manera, te extrañé"

Dijo Jaryung mientras estiraba sus labios, esos que siempre le hacían pensar que eran extrañamente gruesos para un hombre y llenos de color que lo de cualquier otro. Doji-gam que había estado siguiendo los pasos del emperador con retraso, abrió su boca apresuradamente.

"Su...Su alteza... El emperador, ha llegado....."

Jaryung lo detuvo e interrumpió las palabras que Doji-gam apenas había logrado sacar.

"Esta bien.... Levanta la cabeza"

Dijo esas palabras dirigiéndose a Heun.

"...."

Yeo heun levantó su mirada a un ritmo que no podía ser considerado lento o rápido. Apenas lo miro se dio cuenta de que esté lo miraba de arriba hacia abajo examinandolo

el genio y el emperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora