Capítulo 7 - Mina

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La chica, después de pasear por varias horas, ingresó en un local de tamaño mediano con un enorme letrero neón rosa de letra muy estilizada en el que se leía "Mina's"

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La chica, después de pasear por varias horas, ingresó en un local de tamaño mediano con un enorme letrero neón rosa de letra muy estilizada en el que se leía "Mina's".

Catrina salió de su escondite tras un auto y camino hacia allá. Se inquietó un poco, los sujetos que se encontraban al pie de la entrada le dirigían miradas hambrientas. Pasó rápido e ingresó en el local, no debía distraer su búsqueda o podría perderla.

El lugar era tan rosa como el letrero neón. Sus paredes mostraban cuadros de distintos tipos de arte y modificación corporal: diplomas, certificados, premios, diseños y vitrinas llenas de piezas y aretes de todos tamaños, colores y materiales.
Cerca de uno de los mostradores, se encontraba una pequeña sala con una mesita de café saturada de revistas de todo tipo. Las luces blancas y rosadas lastimaban sus ojos, sin embargo, la visión de todo aquello era maravillosa, cada pieza de aquel sitio era divina.

—Es ella —dijo con seriedad una voz rasposa. Era aquella chica de labios carnosos. Sus ojos, de un verde más brillante que las esmeraldas, la examinaban inquisitivamente.

—¡Pero si es un pequeño bocadillo! —dijo otro chico. Ambos la acorralaron en uno de los pasillos. El chico se acercó más, al punto que casi se tocaban sus narices. Ella apenas y pudo voltear su rostro, se incendiaba por dentro, su garganta era consumida por un fuego terrible. Quería alejarse, pero sus pies no le respondían. Si no se alejaba lo destrozaría.

De pronto, en una ráfaga de viento que no pudo captar ni con su nueva visión perfecta, un bisturí voló pasando a solo un milímetro del chico y se clavó limpiamente en la pared de concreto, emitiendo una vibración metálica y aguda.

—¿QUÉ DEMONIOS HACES, GRIFO? —dijo una voz estricta y dura desde dentro de una cortina que se encontraba en la pared. Catrina, algo temblorosa y a punto de disculparse con cada uno de los presentes, se quedó paralizada—. Es una no-muerta y Eleonore lo sabe.

Grifo volteó incrédulo hacia el bisturí.

—Si eres una de nosotros, ¿por qué vistes así, traviesa? —preguntó con una sonrisa retadora—. ¿Deseabas tentarme? No necesitabas ponerte nada para hacerlo, si sabes a lo que me refiero.

—¿Ah?

Grifo extendió su mano y rozó con sus dedos el tul de su vestido.

—Oh, me enterraron con esto —contestó Catrina alejándose un poco—. No tengo más ropa.

—¿Y por qué me seguías? —preguntó la chica, Eleonore.

—Noté que también eres... —omitió la palabra "vampiro", no sabía si era el término correcto ni tampoco sabía si mencionar a su asesino le traería problemas—. No tengo a dónde ir.

𝓒𝐚𝖙𝗿ǐղ𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora