Capítulo 5

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—¡Kevin, por favor! —Suplicó una vez más mi irritante hermana.— ¡Voy a llegar tarde!

Me froté el rostro con desesperación cuando terminaba de sacudir la motocicleta. —Ya deja de joder. —Advertí lleno de fastidio.

Ella se acercó llena de emoción y con una sonrisa de oreja a oreja. —¿Eso quiere decir que me llevarás?

Puse los ojos en blanco. —Eso quiere decir que no insistas porque eso nunca va a pasar.

El semblante de Kendall cambió por completo a un desconcierto absoluto, asemejándose bastante a una pequeña cuando la ilusionan y no le compran su juguete deseado. De repente se cruzó de brazos y dio media vuelta dándome la espalda.

—Te quedarás esperando si quieres que ella sea la única que se suba a tu estúpida moto.

Y sin esperar respuesta alguna de mi parte, sujetó firme su bolso y se fue echando humo por las orejas, camino al Instituto. Me encogí de hombros para luego subir a mi motocicleta, pero luego de encenderla, me quedé un rato estático. ¿Y si Kendall tenía razón? Pensé. Porque había pasado más de un año desde que Jasmine había regresado a Chicago, y aunque pensé que por fin había encontrado en ella esa persona especial en quien podía confiar, poco a poco nos fuimos separando.

O mejor dicho, ella se apartó de mí.

Aunque la verdad no la culpaba. El hecho de ella haber regresado, lo hacía para empezar de cero y vivir tranquila para no entrar en crisis. Tal vez yo se lo impedía, de pronto la ataba a su pasado y si se mantenía junto a mí, era más probable que se repitieran sus episodios maniáticos. O también, si ella quería tener una vida normal, lo mejor era alejarse del "raro" del Instituto. Ahora Jasmine pertenecía al grupo de los populares, se sentía querida dentro de su círculo. Probablemente ella haya encontrado en ellos, lo que nunca pudo encontrar en mí.

Pero yo no había podido hallar en nadie, lo que había encontrado en ella.

Por eso, aunque tuviera que limitarme a verla desde lejos y ya no pudiera pasar tiempo con ella, no iba a olvidarla. Mucho menos olvidaría su cumpleaños. Así que arranqué la moto y me dirigí al Instituto. Desde que entré a la preparatoria, las cosas habían cambiado un poco. ¿Para bien o para mal? No lo sabía. Ya que pese a que no tenía a los tres verdugos haciéndome la vida imposible a diario, algunas secuelas sí habían quedado. Mi aspecto escuálido junto al torpe andar que siempre me acompañaba, no hacían más que volverme el hazmerreir del instituto. Era considerado el "raro", aquel chico que siempre andaba solo y que no era capaz de ver a los ojos a las personas mientras le hablaban, ese mismo que llegaba en una motocicleta ninja ganándose las miradas de todos, pero que al fin y al cabo, no era más que Kevin Cruise: El perdedor.

Una vez aparqué la moto en el parqueadero del instituto, ocurrió lo de siempre: Comentarios a mis espaldas y miradas de recelo que nadie tenía la delicadeza de conservar. Sujeté la capucha de mi sudadera y me la coloqué sobre la cabeza, en un intento por apaciguar las voces de todos los inútiles que estudiaban en el instituto.

A unos cuantos metros de la entrada, logré divisar el casillero 303 y sin pensarlo dos veces, saqué la tarjeta roja de mi morral para introducirla por una de las ranuras del mismo y caer dentro del casillero. Suelto un suspiro pesado. A pesar de que ya no estuviéramos en contacto tanto como antes, quería hacerle saber a Jasmine que siempre podía contar conmigo y el gran aprecio que le tenía. Giré hacia la derecha y me percaté de que el grupo de populares ya había entrado al Instituto, en él habían algunos deportistas y otros que eran bastante carismáticos o poseían cierto encanto, Jasmine era una de ellos. Parecía encajar a la perfección con ellos, de no ser porque ninguno tenía idea de su secreto.

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⏰ Última actualización: Dec 08, 2020 ⏰

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