Atardeceres.

5 1 0
                                    









Cada verso que escribo al amor, intento hacerlos pausados, y delicados.
Pero como hacerlo cuando nuestros cuerpos gritan lo contrario.
Tú cuerpo y el mío, dos pecaminosas masas apunto de deshacer el mundo, nuestro mundo; compuesto por tu mitad y mi mitad.
Ahí estamos, donde la brisa no corre y nuestros gemidos es lo único que invade la habitación.
Ahí estamos, una vez más. Con cada jadeo, con cada suspiro, quedándonos sin aliento.
Entonces ahí, es cuando se detiene el tiempo, nuestro tiempo, echando risas de complicidad y miradas seductoras provocadas por placer, placer que nos damos cada atardecer.

Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora