Capítulo 98

2K 242 177
                                    

Narrador omnisciente:

Aradia voló tan rápido como sus alas se lo permitieron. Esta vez, sería la definitiva. Que Salma se hubiera fusionado con ella a pesar del riesgo había sido bastante bueno. Entre eso y que protegió a su cria, estaba totalmente agradecida.

Frenó por un momento mirando hacia arriba para verles a ambos. Astaroth rugía furioso, tanto que su corrupción actuaba en su lugar. El limbo temblaba con cada golpe que daba o incluso cada movimiento. Había desarrollado un poder increíble, aunque la corrupción no fuera del agrado de la pelinegra.

No fue lo único que vio. Gabriel estaba herido, mucho más que antes, pero aún seguía en pie. Y seguía dando guerra.

En cuanto al rubio, se disponía a lanzar otro ataque. El famoso veneno de ángel pasaba por sus brazos dispuesto a darle. Astaroth esquivó varias veces, como si los viera venir, excepto uno doble. Uno escondido detrás de otro con una trayectoria más ladeada.

Aradia alzó las alas y voló hasta ellos para ponerse en medio. Deshizo el veneno en la nada mientras miraba fijamente a su adversario.

-No... No, no puede ser.-la miraba con miedo en sus ojos mientras revoloteaba nervioso-. Aradia, no es posible. Tú estas muerta.-siguió balbuceando sin comprender la situación.

Astaroth miró a la demonio/angel frente a él. Tampoco lo entendía. Olfateo su aroma para estar seguro y fue cuando se dio cuenta. Eran dos almas y dos fuerzas distintas en una, y una de ellas era su madre. Empezó a llorar sin apenas darse cuenta y sin dejar de mirarla.

Aradia giró viéndole y sonrió con cariño.

-Mama...-susurró y se lanzó a ella para abrazarla-. Dime que eres tú, mama.-sollozó sin soltarla. Aradia sonrió bajando sus manos para abrazarle de igual manera.

-¿Quién más tendría estas pintas? -bromeó haciendo reír al pequeño-. Tenías mucho poder escondido mi pequeño. Tendremos que entrenar eso.

-Si. Las veces que quieras.-asintió frenéticamente intentando que su voz no se quebrara. Entonces ella le levantó el rostro quitando todo rastro de lágrimas.

-¿Qué te dice siempre tú padre cuando no sonríes?

-Que lo haga... Porque nunca estoy completamente vestido sin una sonrisa. -recordó el pequeño sonriendo.

-Eso quería ver. -besó su frente-. Y ahora tú y yo vamos a acabar con esto, hijo mio. Juntos.

Astaroth volvió a asentir para ponerse en posición de ataque.

-¡NO! ¡NO PIENSO PERMITIRLO MALDITA PERRA! ¡TÚ Y TODOS LOS AQUI PRESENTES MORIRÁN! Y ME ENCARGARE DE ESO AUNQUE TENGA QUE DAR MI VIDA.

-Estas perdido Gabriel. Ni tú mismo sabes de lo que hablas. Pero, seré yo quien acabe con esto. O más bien, nosotros.

-Ahora entiendo.... -empezó a reír-. Ha sido ella... Esa patética excusa de ángel se ha unido a ti.... En ese caso... ¡Voy a separaros!-se lanzó hacia ella tratando de cortarla por la mitad. Aradia paró el ataque y tomó el filo de la espada con sus manos sin importar las heridas que causaran-. ¡¿Qué haces?! ¡Suelta!

***

-¿Qué ocurre? -Angel estaba cada vez más perdido. Había escuchado los gritos y los rugidos y no podía estar más preocupado por ello. Quería ir pero había algo que se lo impedía.

Vio el cielo después de otro terremoto para ver a su sobrino peleando y después ver a su hermanita alzarse junto a él.

-¡Tengo que ir! -gritó a punto de abandonar su posición.

Todo por ti (Alastor x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora