Las hojas grandes y crujientes de los árboles en tonos ocre caían como gotas de agua en el porche de la familia Song. Una mujer de cabellos castaños y mirada tierna, sostenía entre sus brazos a un pequeño bebé de unas pocas semanas de nacido.
El bebé de ojos rasgados jugaba con los hilos cafés de su madre mientras ligeros balbuceos salían de su boca. El ladrido de Sparky, el cachorro y compañero de la casa, junto a los sonidos de las ovejas y vacas se escuchaban a la distancia, dando un ambiente relajante y entretenido a la mujer.
Song Victoria era el nombre de la madre y una de los cinco hijos de Ethan Song, uno de los tres importantes granjeros de la zona.
La granja Song era considerada una de las más productivas y chispeantes de la región norte de Green Mountain. Sus campos de cultivo y ganado aportaban alimentos y materias primas al pueblo.
— ¡Taeyong, baja de ese árbol en estos momentos!—
El abuelo Song gritó al pequeño niño de cuatro años que intentaba trepar el sauce, y que iba a unos pocos centímetros del suelo.
— Pero abuelo—
—Baja de allí, Yong. No hay peros. Aún estas pequeño y una caída de ese lugar puede ocasionar un brazo roto ¿Quieres eso?—
—No...—
— Entonces ven aquí. Trae tu bicicleta y acompaña a tu abuelo a revisar los campos. Prometo que cuando regresemos, horneare las galletas que tanto te gustan ¿Estás de acuerdo?—
—Siii—. Entusiasmado, Taeyong bajo del árbol y corrió en dirección a la casa, su bicicleta se encontraba junto al porche y a medida que se acercaba, pudo notar a su madre cargando al pequeño Felix.
—¡Woah! Mami ¿El bebé esta despierto?— preguntó Taeyong, la curiosidad iluminaba sus ojos.
— Así es. ¿Quieres verlo?— ofreció Victoria y el pequeño niño asintió con la cabeza emocionado. La sonrisa en su cara mostraba un pequeño hueco en la boca, producto del primer diente de leche perdido hace unos días. La mujer acerco al bebé a su pequeño hijo y los ojitos azules del bebé conectaron con los miel de Taeyong.
—¿Mami?—
— ¿Si Tae?—
—¿Por qué Lix tiene tierra en sus cachetes?—
Victoria soltó una risa y preguntó al menor: — ¿Por qué crees que Lix tiene tierra en su rostro?—
Taeyong se rasco la cabeza y arrastrando de vez en cuando las palabras, contesto: — La prima de John tiene las mismas manchas en su cara, como Felix. Y John me dijo que era tierra porque Daisy se había caído de frente contra el suelo—.
Victoria se sintió mal por la pequeña de los Seo, pero no pudo evitar soltar una pequeña risa ante lo dicho por su hijo pequeño.
— Ustedes niños, son unas personitas muy creativas—. Victoria estiro la mano libre y sacudió los cabellos del menor. — La razón de las manchitas de Felix no es por la tierra, cariño—.
—¿No? —
— No. La razón de las manchitas de Felix es por algo mágico. Es porque las estrellitas decidieron bajar a la tierra y...—
Victoria entretuvo a su pequeño con la historia del origen de las pecas de su bebé; eso hasta que se escuchó el llamado del abuelo Song y Taeyong tuvo que retirarse.
Entonces un graznido se escuchó y Victoria salto en su lugar por el susto. En una de las ramas del sauce cercano a la casa, un cuervo de plumas brillantes negras y hermosas descansaba tranquilamente.
La mujer dejo de prestar atención al ave y dirigió su vista al pequeño ángel que había robado su corazón. Aquel niño del que le fue incapaz separarse y que adoptó después de que extrañamente, apareciera frente a la casa de los Song en el interior de una canasta tan solo unas semanas atrás. El niño no venía con nada más que una manta mullida y amarilla junto a una nota un tanto extraña.
"Felix, 15 de Septiembre. Nadie debe saber ni conocer. El niño un secreto tiene que ser. Pues el mal acecha al amanecer".
La mente de Victoria había dado demasiadas vueltas al asunto, preguntándose una y otra vez las razones del porque alguien dejaría a un recién nacido en la puerta de una casa de desconocidos. Pero lo que más le extraño, había sido aquel mensaje sin más descripción.
Tomando en cuenta la nota del papel y presa del pánico por el posible peligro que corría el menor, junto al apoyo de su padre y hermanos, decidieron que todo se mantendría en secreto y moverían sus influencias para quedarse con el infante.
Victoria registraría al bebé cómo suyo y tratarían de inventar una escusa que incluyera un supuesto embarazo y una razón suficiente para justificar la falta de visitas al médico. Eso y un posible parto en la granja Song.
El llanto del bebé se hizo presente luego de que el cuervo dejara escapar un graznido al momento de volar, como si este fuese un detonante que perturbara el descanso del pequeño.
—Shhh...mi pequeño sol —. Cantó la castaña mientras arrullaba al bebé — No llores más, mamá está aquí y cuidara de ti —.
Victoria acercó el rostro hacia la frente del bebé, dejando un pequeño y suave beso en aquel lugar. Entonces una ligera risa no visible para la madre se dibujo en el rostro del infante y el capullo de una flor muerta floreció en aquel otoño. Aquella que inesperadamente cayó en el rostro del bebé gracias a un colibrí; los pétalos púrpuras de una textura suave y delgada. Una Nomeolvides.
La mujer no era de mente cerrada y fácilmente podría creer en diferentes cosas que eran parte de lo supuestamente no "normal". Y con una sonrisa, dejo que su mente imaginara lo que ella quisiera. Cómo que tal vez aquel colibrí hubiese dejado caer la pequeña flor a propósito en el rostro del bebé.
Pero a unos cuantos pasos de la casa, junto al sauce viejo donde Taeyong trato de trepar, una figura oscura y de mirada fría capturaba aquella imagen familiar, lista para ser llevada de plato principal al Dios de la destrucción.
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Si hay errores o faltas de ortografía, háganmelo saber por favor. 🥺
Muchas gracias por su apoyo y cuiden mucho su salud. Les quiero. ^^ 🍎
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