La Creación de los Pirineos

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Todas las mitologías fueron en su día religiones y uno de los papeles principales de la religión es explicar el origen del mundo. Para la mitología aragonesa, el elemento central es la cordillera de los Pirineos, como hemos podido ver en los artículos anteriores, y por ello el origen de este mundo está relacionado con la aparición de la cordillera. En este artículo vamos a ver este episodio tan curioso de la mitología aragonesa (o como a mí me gusta llamarla, la mitolochía). Encontraremos muchísima influencia vasca, cristiana y grecorromana en este relato. Hay que tener en cuenta que los Pirineos son el nexo de distintos países (Catalunya, Aragón, Euskal Herria, Occitania, etc.) y por ello, la diversidad de versiones sobre el mito es tan grande.  

Antes del surgimiento de los Pirineos, la zona era un enorme bosque con prados llanos. Estos territorios formaban parte de un vasto reino que comprendía todos los territorios de la Península Ibérica. Según la leyenda, Túbal, nieto de Noé, fue el primer habitante de la Península Ibérica y se convirtió en el rey de este reino antiguo, además de ser el fundador de los pueblos ibéricos, especialmente los celtíberos, que vivían en el territorio aragonés a la llegada de las tropas romanas. Era una figura importante porque fue el encargado de que los habitantes de la península no sucumbieran a varios peligros como el que representaba Gerión, el monstruoso rey de Eriteia (Cádiz), que tenía tres cuerpos y tres cabezas. Ante estas amenazas, Túbal no era el único aliado de la Humanidad, había otros grandes héroes y heroínas como Hércules. Podríamos analizar si se representa al rey de Eriteia como un monstruo amenazante por ser Gadir una colonia fenicia, pero eso sería un tema histórico que no viene al caso. Tampoco debemos confundir a Tubal con Tubalcaín, descendiente de Caín y el primer herrero, que también aparece en las fuentes vascas y aragonesas. 

Túbal tenía una hija, la princesa Pirene, famosa por su belleza y otros atributos que la convertían en una de las mujeres más populares de la época. Era además conocida y respetada por su amor a los bosques de su reino y su ímpetu en defender la naturaleza. Por sus aptitudes, Túbal había cedido a su hija la libertad de escoger a su futuro esposo, y como es de esperarse, no tenía ninguna intención de casarse con Gerión. Se desató un enorme conflicto, pues el rey no aceptó la respuesta de Pirene, y viajó hasta el norte para encontrarla y llevársela con él. Evidentemente, Pirene no era el objetivo principal de Gerión, ya que el rey de Eriteia buscaba hacerse con el control del reino de Túbal. Un matrimonio con Pirene habría representado una vía pacífica de conseguirlo, pero la princesa lo había rechazado, así que arrasó todo a su paso, provocando el caos, y mató al rey Túbal. La princesa fue consciente de que el único obstáculo entre Gerión y el reino era ella, así que corrió a las praderas septentrionales, buscando la ayuda de los dioses y los semidioses que vivían allí. Uno de ellos era el héroe Hércules, que había ayudado muchas veces en el pasado al rey Túbal, y era conocido como el héroe más valiente y fuerte de Iberia. Vivían en las tierras altas que separaban el reino de Túbal y el país vecino. Gerión la buscó por todas partes, pero al no encontrarla, prendió fuego a aquella tierra sagrada. El fuego lo consumió todo. 

Hércules se detuvo a contemplar la horrible escena y escuchó los gritos de Pirene, que agonizaba entre las llamas. Él quiso salvarla, pero la princesa estaba herida de muerte. La hermosa princesa hispana había muerto y Hércules decidió enterrarla, utilizando las rocas y los materiales quemados para formar un mausoleo a su nivel, y formó así una cordillera a la que llamó Pirineo, en honor a Pirene. Fue una forma de ayudar a que Pirene descansase en paz en aquella tierra sagrada, símbolo de la unión entre los dioses y los pueblos ibéricos. En la versión catalana, Pirene cedió el trono a Hércules antes de morir, así que el héroe la enterró y se dirigió al sur, lanzando las piedras que le sobraron al mar Mediterráneo. Se creaba así el Cabo de Creus (Cap de Creus) y es posible que Hércules estuviese detrás de la fundación de Barcelona, ya que fundaría una ciudad cerca de Montjuïc para perseguir a Gerión. Así, en Catalunya, Hércules está emparentado con la población catalana y con la monarquía aragonesa. 

Es una leyenda sencilla, pero no es la única versión conocida. Hay otra en la que Pirene sobrevive al incendio y el reino de Túbal no sufre ninguna guerra. La princesa y Hércules se encontrarían por casualidad, ayudando ambos a reparar lo que Gerión había destruído, y se enamoraron y se casaron. No obstante, su unión no fue aprobada y el hijo que engendraron nació con forma de serpiente. Atormentada, Pirene se retiró a vivir en las montañas y murió allí en soledad. Hércules enterraría a su amada, creando los Pirineos, y convirtiéndose en rey de Iberia.  

Existe una versión grecoromana en la que Pirene es la princesa de la región de Narbona, por tanto, princesa occitana. Su padre, el rey Bèbrix, permitió a Hércules cruzar su país en uno de sus doce trabajos, en los que tenía que encontrar y capturar a los toros del rey Gerión. En un banquete en palacio, Hércules bebió demasiado y violó a Pirene, dejándola embarazada. La chica se asustó por lo sucedido y huyó a las tierras salvajes, donde la devoraron las bestias. Hércules encontró su cadáver después de realizar su tarea y supo que había cometido un sacrilegio contra el rey Bébrix, pero también contra los dioses. Por ello, le realizó un enterramiento digno de una diosa, creando sobre ella la cordillera de los Pirineos. 

Hay una versión mucho más simple muy relacionada con la mitología griega. Pirene sería descendiente del titán Atlas, que fue castigado por Zeus a soportar el peso del mundo. Para liberarlo, Pirene se convertiría en una cordillera y aguantaría el peso del mundo eternamente, naciendo así los Pirineos. Pirene es un nombre muy común en la mitología griega, además complicado, pues podía escribirse de dos maneras distintas, designando a personajes distintos. Esto hace que la cantidad de divinidades femeninas con el nombre Pirene sea muy vasta y sea complicado discernir cuál de ellas se relaciona realmente con el topónimo Pirineos

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